Erguido y solo tras ser apresado en el Huerto de los Olivos, la imagen de Jesús desolado al ser abandonado por sus discípulos recorrió ayer una parte del casco histórico de Avilés en la segunda procesión de la Semana Santa en la ciudad, la de Jesús Cautivo, seguida por miles de ciudadanos a lo largo de todo el trayecto.

Bajo un cielo despejado desde el que la luna llena lanzaba destellos de luz, la cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Esperanza exhibió el paso de Jesús de Medinaceli, maniatado y con corona de espinas, a la mirada de los fieles, que se situaron en las márgenes de las calles para participar con respeto en la procesión, muy diferente a la del día anterior, domingo, que representaba el júbilo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.

La plataforma con la pequeña talla, decorada con docenas de claveles rojos y con cuatro faroles situados en los extremos, era empujada por ocho cofrades y, a su vez, escoltada por diez miembros de la asociación Lepanto de veteranos de la Armada con sede en Salinas.

Eran las 20.45 horas cuando la banda de Jesús de la Esperanza, ante la iglesia de San Antonio de Padua haciendo sonar con fuerza los tambores que anunciaban el inminente inicio de la procesión. Desde minutos antes, la plaza de Carlos Lobo y el tramo en cuesta de la calle La Ferrería ya estaban colapsados de gente esperando la salida del paso del templo. Poco después, y siguiendo un estricto protocolo, la comitiva encabezada por la cruz procesional inició la marcha que se desarrolló por las calles La Muralla, La Cámara, La Fruta, San Bernardo y La Ferrería para concluir en el punto inicial.