El viento no impidió que César Menéndez realizase ayer con maestría los tres giros de pendón a ras de arena en el encuentro de La Venia. Como mandan los cánones, el abanderado hizo la complicada maniobra sin tocar el suelo, ante la atenta mirada de los centenares de fieles que abarrotaron la playa de la Ribera para no perder detalle "del momento más emocionante de la Semana Santa de Luanco".

Sólo pasaban unos minutos de las doce y media cuando la Virgen, vestida de luto, y Jesucristo Resucitado se encontraron en el arenal de La Ribera. Cuando las imágenes aún estaban separadas por varios metros, Menéndez, bandera en mano por sexto año consecutivo, tomaba la delantera, con pasos firmes y largos, hasta situarse entre las dos comitivas.

Con la mirada puesta en el horizonte, gesto serio, y envuelto en un silencio sepulcral que hasta las olas parecían respetar, realizó tres genuflexiones que acompañaron el movimiento del pendón rojo de la cofradía de pescadores; una serie de ágiles movimientos que finalizaron con la bandera clavada sobre el arenal luanquín ante la ovación y el alborozo de los presentes. Esto significa que habrá buena mar para los de Luanco este año, según la tradición.

Acto seguido, la banda de música de San Martín del Rey Aurelio comenzó a tocar el himno nacional, y los costaleros retiraron el manto oscuro de la madre de Dios, que ya podía encontrarse con su hijo resucitado. "La bandera no ha tocado la arena, por lo que es un buen augurio para la mar", acertaba a decir Menéndez, con el rostro aún marcado por la tensión, sólo unos instantes después de realizar la complicada maniobra, mientras el público le aclamaba: "¡Bien, César!", "¡enhorabuena!".

Si algo queda claro en la procesión de La Venia es que Luanco y sus gentes sienten, y mucho, una tradición que se remonta al siglo XVIII. "Es una costumbre muy arraigada en el pueblo y un orgullo para nosotros", aseguraba la luanquina Almudena San Martín, para quien este acto tiene un significado "especial", dada su ascendencia marinera. "Es un día muy bonito para disfrutar en familia", agregaba.

Natural de Oviedo, "aunque como si fuese de Luanco de toda la vida", Guillermo Rehberger aseguraba no perderse "nunca" la procesión. "Es una tradición muy bonita y centenaria. Muy entrañable y con un significado especial, por su ligazón a la mar", destacaba este fiel, que sigue los movimientos de la comitiva a sólo unos pasos del mar. "Además de ser algo singular, hay que destacar el enclave, en medio de la playa", anotaba.

Pese a tratarse de un acto religioso, Rehberger no tiene dudas de que el día de la procesión de La Venia es uno de los más importantes del año en Gozón: "Esto y el Socorro es lo más tradicional".