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Tras las seis cuerdas de Mark Knopfler

Viti Gutier, guitarrista y cantante, tiene editado un disco en solitario tras una dilatada carrera en orquestas como "Assia"

Viti Gutier, ayer, en los exteriores del centro comercial de Trasona. R. SOLÍS

Víctor Gutiérrez descubrió el sonido de la guitarra siendo un niño. Vio tocar una pieza de flamenco y se quedó prendado de las seis cuerdas. Entonces vivía en Francia y, a su regreso a España, se hizo con una humilde guitarra. Tenía quince años y, poco a poco, fue dando pasos para emular a Mark Knopfler, de "Dire Straits". Y ahí sigue. "Me gusta 'Iron Maiden' por citar un ejemplo, con esas guitarras rápidas... pero cuando descubrí a Knopfler, vi que había magia y que se podía tocar más despacio y también que parecía fácil, pero no lo era", destaca. Estudió al guitarrista y también se dejó llevar por el jazz, J. J. Cale, Eric Clapton, "Pink Floyd" sin olvidar el metal.

Con poco más de veinte años comenzó a escribir sus primeros versos. Militó en varios grupos como "Donna Kebab" a finales de los ochenta. También tocó en "Cascada" en los noventa, de pachanga y rock y a escala nacional.

Tiempo después, el guitarrista pasó doce años en "Assia". En 2012, decidió buscarse la vida musical en solitario. Se cambió el nombre, le quitó letras a su nombre y primer apellido y se transformó en Viti Gutier, quizá para darle un toque más internacional. Eso se explica porque buena parte de sus temas son en inglés, una lengua que domina, lo mismo que le ocurre con el francés, la lengua que usó desde los seis hasta los quince años. En sus espectáculos rara vez actúa con grupo, si va solo, graba previamente la batería, el órgano y otros instrumentos, incluso coros. "Guitarra y voz siempre en directo", explica.

Recientemente, ha publicado un disco, "And then what!", que trata, principalmente, de "temas sociales". Juega con mensajes positivos porque es de los que ve el vaso medio vacío, le canta a los "Ninis", se enternece con los "payasos" de hospital a los que llama "Soldiers of the smile (Soldados de la sonrisa)" y le dedica un tema a una keniana, Wangari, que fue la primera doctora de su país y defensora del Medio Ambiente. Le gusta cantar por Joaquín Sabina, es más se declara "sabinero" y ya ha hecho algún que otro concierto-tributo, pero si se tiene que quedar con alguien, ese es Mark Knopfler, el músico que le hizo amar la guitarra.

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