Alarma medioambiental en Avilés. Una avería en la fábrica de subproductos de las baterías de coque provocó a las 19.15 horas de ayer una nube de gases ácidos que cubrió la ciudad como una bruma durante unos 15 minutos y encendió todas las alarmas. Los viandantes tuvieron que protegerse las vías aéreas y la boca para respirar y las centralitas de la Policía Local y del Servicio de Emergencias recibieron un aluvión de llamadas de alerta. "Nos están envenenando y aquí no pasa nada", decían indignados algunos ciudadanos en el centro de la ciudad. Un portavoz de la multinacional Arcelor-Mittal confirmó poco después del incidente que la nube contaminante procedía de sus instalaciones, concretamente de las baterías de coque, con cierre anunciado para 2019. La alcaldesa Mariví Monteserín anunció que "el Ayuntamiento estudiará las acciones legales que correspondan para determinar si ha existido por parte de la empresa algún tipo de infracción relacionada con el medio ambiente o la salud pública". El Gobierno del Principado no descarta llevar el caso a la Fiscalía de Medio Ambiente.

La estampa era la misma pasadas las siete y cuarto de la tarde por todas las calles del centro. Pañuelos en boca y nariz para poder respirar y ciudadanos con "irritación" de las vías aéreas, dificultad para respirar y sensación de picor en los ojos. Los bomberos y varias unidades de la Policía Local patrullaron el centro urbano en busca del origen del gas, que finalmente se confirmó que procedía de la gran siderúrgica.

La causa del escape fue un fallo "durante diez minutos" en un sensor de la fábrica de subproductos de la instalación de baterías de coque, avería que generó un escape de gases de combustión, según explicaron desde la multinacional. Fue un fallo de medición. Supuestamente el sistema estaba midiendo que había ácido sulfúrico en un horno, donde el compuesto químico neutraliza los gases de emisión. Pero realmente no había ácido sulfúrico que neutralizara esos gases, que acabaron en la atmósfera. "Como medidas correctoras inmediatas se ha procedido a parar la instalación que originó el escape y se está reparando la sonda", añadieron desde la multinacional, que comunicó el suceso al Principado.

La Consejería de Medio Ambiente investigaba al cierre de esta edición el escape. La Consejera, Belén Fernández, solicitó una reunión urgente con los responsables de Medio Ambiente, Mantenimiento y Explotación de la factoría y ya entrada la noche estaban inspeccionando las instalaciones la directora general de Prevención y Control Ambiental, Elena Marañón, y la jefa del servicio responsable, Paz Orviz.

Los primeros en dar la voz de alarma por el escape fueron los ecologistas. "A pesar de la alarma producida, ni el Ayuntamiento ni el Principado tomaron ninguna medida para paliar el peligro que pudo suponer para la población esta situación de contaminación", protestó el portavoz del colectivo, Fructuoso Pontigo. Desde IU tildaron de "gravísima" la "nube de gases ácidos" que afectó a Avilés y reiteraron la exigencia de protocolos y planes de prevención.

El Servicio de Urgencias del San Agustín estaba prevenido por la incidencia y al cierre de esta edición atendía varios casos por dificultades respiratorias y afecciones en las vías aéreas.