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JULIO JUAN MARTÍNEZ ZAHONERO | TITULAR DEL JUZGADO NÚMERO 5 DE AVILÉS Y DELEGADO EN ASTURIAS DE LA ASOCIACIÓN JUECES PARA LA DEMOCRACIA

El juez asturiano que hace placajes

El magistrado moscón huye de los jueces estrella y juega en la Liga regional de rugby, deporte que empezó a practicar en el instituto

JUZGADO DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER. RICARDO SOLÍS

Julio Juan Martínez Zahonero (Grado, 1973) tan pronto dicta una sentencia como hace un placaje. El titular del Juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Avilés, encargado de los casos de violencia contra la mujer, compite en la Liga regional de rugby, un deporte que practica desde la infancia. Se decidió por el Derecho prácticamente por descarte, no fue hasta el final de la carrera cuando optó por la judicatura, y lo del rugby también tiene su razón de ser. "No servía para ningún otro deporte y los que éramos como yo acabábamos en el equipo de rugby de Grao", confiesa entre risas.

A Martínez Zahonero le gusta destacar que su formación ha sido "fruto de la enseñanza pública en todos los niveles". Buen estudiante, se crió en Grado, donde cursó tanto el colegio como el instituto, unos años de los que conserva muy gratos recuerdos. Eran inviernos de estudio y veranos de relax, de coger la Feve y pasar las tardes en la playa de Aguilar. Participó en intercambios en el extranjero, concretamente en la Bretaña Francesa, en unos años donde no era habitual encontrar a otros estudiantes españoles aprendiendo idiomas fuera del país.

El moscón acabó el instituto sin tener claro adónde encaminar su etapa universitaria. Se decidió por Derecho en la Universidad de Oviedo, la misma carrera que años atrás estudió su padre, abogado de profesión, aunque sostiene que la tradición familiar no tuvo que ver en su decisión. "La herencia paterna influyó más bien en la actividad asociativa, en cierto activismo (él tuvo problemas durante la Transición en el ejercicio de la abogacía). "En ese sentido sí", apunta el delegado en Asturias de la asociación progresista Jueces para la Democracia.

Zahonero reconoce que no es un juez vocacional y que es de los que no soporta a los magistrados estrella, que ocupan portadas de periódicos y minutos de informativos en las televisiones y radios. Se decidió por la judicatura en la recta final de la carrera, cuando los estudiantes de Derecho conocen realmente qué es un juez y su trabajo. ¿Y qué es un juez? "Una persona que tiene que resolver los problemas de la gente de la forma más razonable y menos dañina posible. Por eso no me gustan los jueces estrella. Creo que un juez tiene que ser un gran trabajador del día a día e implicarse en todos los casos por igual, no solo en los que pueden darle fama". Preparar y sacar la oposición le llevó cinco años, una etapa "muy rutinaria" en la que el joven Martínez Zahonero no dejó de salir de fiesta los fines de semana ni de practicar deporte. "Estoy convencido de que si me hubiera encerrado completamente no la habría sacado", afirma.

En septiembre de 2013 ingresó en la Escuela de Práctica Jurídica de Barcelona, después hizo prácticas en Oviedo durante un año y en 2005 llegó a su primer destino: Amurrio (Álava). Pasó por los juzgados de Castro Urdiales antes de volver a Asturias, donde trabajó en Cangas del Narcea y Luarca hasta su llegada a Avilés. Sus plazas predilectas son la actual y la de Cangas, y las que peor recuerda Castro Urdiales y Luarca, por el volumen de trabajo y por las condiciones en las que tuvo que desarrollar su profesión. "Lo de Luarca es tercermundista, no funcionan ni los grifos del baño. Llegar a Avilés fue un cambio radical. Asumir los casos de violencia de género no fue una novedad total para mí porque al haber sido juez único en varios destinos ya conocía temas de violencia. Aquí tengo una sala propia para juicios, es un lujo", asevera.

A Jueces para la Democracia llegó de la mano de Ignacio González Vega. "Entramos juntos yo y Carlos Marigorta, con el que conviví un año entero en Barcelona. Me pareció que era la asociación judicial en la que más podía encajar. Con la actividad asociativa te llevas disgustos, pero también mucha experiencia humana", explica. Desde hace tres años forma parte del secretariado de este colectivo de jueces progresistas. ¿Y qué es lo que más preocupa ahora a esta asociación? "Todo lo que está pasando con el ministerio fiscal y que ocurre en pleno debate sobre pasar la instrucción de los procedimientos a la Fiscalía. Como no se garantice su independencia, puede ser un atraso", opina.

El titular del Juzgado número 5 tiene en el ejercicio físico un aliado y una afición. Le gusta salir al monte en su bici de montaña, leer (sobre todo libros relacionados con la historia y ensayos, especialmente relacionados con Sociología) y el rugby. Entrena dos o tres días por semana con su equipo de Grado y los fines de semana se quita la toga y se pone el casco en busca del siguiente drop.

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