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Diario de a bordo

La II República: el puerto

Análisis de lo ocurrido en los últimos meses en los muelles avilesinos

Antiguo pósito de pescadores, antecedente de la rula de Avilés.

El puerto era en aquellos momentos un elemento clave como dinamizador económico y creador de empleo en la comarca. No es de extrañar que también en sede portuaria se produzcan propuestas y reivindicaciones de los obreros en la época republicana.

En este periodo final del año 1931, los asalariados portuarios exigen un aumento de sus sueldos que los equipare a los que tienen sus compañeros del puerto de Gijón, así como el aumento de la plantilla. La sociedad obrera "La Marina" presenta estas peticiones por medio del vocal de la Junta don José Pérez Rodríguez. El Ingeniero Director niega toda posibilidad de subida, así como el aumento de la plantilla fija, argumentando que esas medidas provocarían el aumento de las tarifas y la disminución de la competitividad y de los tráficos. Todo ello implicaría perjuicios generales que repercutirían también en los propios obreros, puesto esas medidas acarrearían la disminución de la carga de trabajo en los muelles.

Se critica asimismo el canon de cincuenta céntimos por tonelada impuesto por la Compañía del Norte al paso de vagones por la dársena, puesto que coloca a Avilés en situación de inferioridad de condiciones en relación con los demás puertos vecinos. Al final de las negociaciones, se acuerda por parte de la Junta aumentar una peseta el jornal de los asalariados, con voto contrario del vocal obrero que ve insuficiente la subida.

En el Pleno Municipal se da cuenta del acuerdo de la Junta de Obras del Puerto, haciendo constar el Alcalde que se interesará, ante la Compañía del Norte, para que rebaje las tarifas en la cuantía necesaria para poder acceder a las peticiones de un mayor aumento de salarios, gestionando dicha petición también ante los ministros de Trabajo y Fomento.

En septiembre se conoce la noticia de que la sociedad "Puertos y Pantanos" toma la decisión de despedir un centenar de obreros y, en la sesión de la Junta del mes de diciembre, el Ingeniero Director expone sus temores de que la subida de jornales pueda hacer necesario el despido de personal, pues se está produciendo un exceso de gastos generales que superan los ingresos propios, previstos en el Plan Económico.También en este mes se produce una huelga en el puerto por la convocatoria hecha por el sindicato La Marina. El conflicto surge cuando las empresas del sector deciden sustituir la contratación de "pinches" por la de peones para los trabajos de cesto y descarga de briquetas.

Esta medida era una represalia porque un grupo de pinches no habían terminado, en jornadas precedentes, los trabajos que se les había encomendado. Como respuesta, la Patronal decide no contratar a dichos pinches por espacio de dos meses. Al conocerse la noticia, la totalidad de los pinches decidió no entrar al trabajo, por lo que la patronal, como castigo, decide contratar peones durante ese período y excluir a todos los pinches. El sindicato La Marina convoca entonces huelga de todo el sector de los estibadores produciéndose un paro total en la carga y descarga de mercancías que se prolonga por espacio de semanas. La solución vino dada por la mediación del alcalde David Arias, que logra que las partes firmen un acuerdo en el que se zanja el conflicto sin ningún tipo de sanción, comprometiéndose ambos colectivos a formar una comisión mixta encargada de regular en el futuro los conflictos portuarios.

La pesca actúa como un importante motor económico, produciéndose nuevas ampliaciones de negocio en las industrias derivadas, como puede observarse en la licencia otorgada por la Corporación a don Ricardo Vigil para que coloque tres nuevas freidoras de pescado en su fábrica de salazón, que estaba situada en la avenida de la nueva cárcel. La fábrica se encontraba situada a más de cien metros de viviendas y, por tanto, se entiende por parte del Ayuntamiento que cumple con lo establecido en las ordenanzas municipales, siendo además una noticia muy buena para la creación de empleo.

Existe una gran preocupación por gestionar rápidamente el proyecto del nuevo puerto pesquero, según se pone de manifiesto en distintas sesiones plenarias del Ayuntamiento. Se entiende, por parte de algunos concejales de la mayoría reformista, como el señor Legorburu, que es la Junta de Obras del Puerto la que está paralizando el expediente. También Indalecio Fernández Balsera se interesa porque se tramite con prontitud el proyecto, resaltando la importancia de la actuación del Pósito de Pescadores y su decidida intervención en pro de los intereses del sector pesquero. Por ello ruega que se investigue el paradero del proyecto de puerto pesquero por los Ministerios, y que se gestione lo necesario hasta conseguir su pronta realización. Señala en su intervención que, en el mes de noviembre del año anterior, con solo cuatro parejas trabajando, se ingresaron en el puerto más de cien mil pesetas de pescado, lo que demostraba claramente que, si el puerto pesquero se pusiese en condiciones de competir, se lograría concentrar una gran riqueza en Avilés.

El Alcalde afirma que, según le ha comunicado la Junta de Obras del Puerto, en muy breve espacio de tiempo se remitiría dicho expediente a la superioridad. Sin embargo, la realidad queda de manifiesto cuando el Ingeniero Directo del Puerto, en la sesión de diciembre de la Junta de Obras, informa que la consignación de cincuenta millones de pesetas, destinada a puertos pesqueros, fue abolida en el Presupuesto del Estado y la Junta no dispone, en consecuencia, de recursos suficientes para destinar un millón de pesetas, que es el importe de su presupuesto, a esta obra.

Ante esta situación, se produce un gran revuelo en la ciudad y desde el Ayuntamiento se propone a la Junta que se construya provisionalmente una pequeña rampa en la ría, frente a los almacenes de Victoriano Balsera, a fin de paliar las deficiencias del momento. Esta propuesta es aprobada unánimemente y se solicita a la dirección portuaria la redacción urgente del proyecto.

A finales del año de 1931 se produce una huelga de las tripulaciones de puertos pesqueros vecinos y, con motivo de ella, aumenta considerablemente el movimiento pesquero de Avilés. Numerosos industriales del interior de la Península acuden aquí para realizar sus compras, hasta el punto de que la Compañía de Ferrocarriles del Norte se ve obligada a establecer dos trenes pesqueros. También hay una petición ante el Ayuntamiento, para que se dirija a los dueños de los terrenos situados en la zona marítima, y lograr así que en ellos se construyan almacenes para el establecimiento de los exportadores, a fin de conseguir el afianzamiento de los mismos en el puerto y evitar el pescado tenga que ser depositado en la carretera.

Con la finalización de la huelga, se produce una demanda muy grande en los puertos de los alrededores, especialmente en el de Gijón, lo que origina en una gran escasez de pescado fino en Avilés. Esto produce una excesiva carestía en el suministro local a la población, lo que provoca una denuncia ante el Pleno. Se pone de manifiesto que, a excepción de los señores armadores Fernández y Artime, los demás llevan su pesca a vender a Gijón, en donde en ese momento sacaban mayores beneficios. Ante estos movimientos especulativos que aumentan el precio del pescado en la ciudad, se produce una petición de todos los concejales para que la Alcaldía obligue a los armadores a dejar, al menos, la cantidad suficiente de pescado en el puertode Avilés para poder atender el consumo normal de la población local.

También se intenta mejorar las prestaciones de servicios en la zona portuaria, solicitando el Pósito de Pescadores que se proceda por parte de la Junta a la colocación de un servicio de aguas a lo largo de la carretera de Avilés San Juan de Nieva.

Así sucedió y así lo dejo anotado, en mi "Diario de a bordo".

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