José Luis García Arias reivindica el éxito de su gestión al frente de la corporación empresarial que levantó durante cuarenta años y cuyo futuro ve amenazado por los actuales gestores, sus hijos Daniel y Elena García Becerril y su excónyuge, Isabel Becerril Santos, que el año pasado dieron un golpe de mano haciendo valer su mayoría accionarial y descabalgaron al fundador de la administración del grupo. El empresario acusa a sus vástagos y a quien fue su esposa de haber "falseado" y "manipulado" las cuentas de la sociedad Cartera de Inversiones Melca -la tenedora de las acciones del conjunto de empresas del grupo y, a su vez, operadora de valores- para transmitir de cara a la opinión pública una imagen "irreal".

García Arias puso en poder de este periódico un manuscrito en el que condensa sus opiniones sobre lo que está pasando en el Grupo Melca. Lo hizo un día después de leer en estas mismas páginas la optimista lectura que hacen sus sucesores del nuevo rumbo que lleva el holding y que, según reseñaron, se traduce en el hecho de haber recortado en 8 millones el déficit heredado del fundador. A continuación se transcriben las ideas que bullen en la cabeza de José Luis García Arias.

"Quisiéramos unirnos (usa el plural en deferencia a su hijo Miguel García Becerril, que se mantiene del lado de su padre en la guerra familiar) al autoaplauso que ha dedicado una parte de la familia al hijo liquidador (Daniel García Becerril) por la excelente gestión realizada en la gestión de Cartera de Inversiones Melca y sus empresas dependientes. Quisiéramos poder hacerlo porque su beneficio es nuestro beneficio ya que participamos en el Grupo Melca con algo más del 49 por ciento del capital que hemos sudado y que nadie nos regaló como a otros que nunca han dado un palo al agua. Pero no podemos porque el equipo gestor de Melca omite que ha perdido 8.045.124,38 euros con la amortización de las acciones de Banco Popular (alude a que los títulos de esta entidad recién absorbida por Banco Santander pasaron a valer cero euros)".

"Referente a las pérdidas que atribuyen al anterior administrador, o sea, a mi persona, debo aclarar por enésima vez que no son tales, sino provisiones. Lo que sucede en estos casos es que las provisiones dotadas en tiempos de crisis se suelen recuperar en los de bonanza... si se saben aprovechar los tiempos. Pero según vuestras cuentas de resultados, habéis perdido casi 5 millones de euros en enajenación de instrumentos financieros. Esto ha sido fruto de la especulación en Bolsa del señor Daniel García Becerril, el liquidador, y a pesar de contar con asesores bursátiles y unos seis abogados en los que se gasta un potosí".

García Arias acusa a su hijo de haber incumplido el mandato imperativo de liquidar el holding mediante la enajenación de sus bienes, el pago de las deudas y la entrega del excedente a los socios: "El no cumplir con la ley ha supuesto la quiebra de alguna filial; caso aparte es Tecsolpar, que no se cita en las cuentas de 2016, y que tampoco ha presentado las cuentas ni ha reunido la junta general ni se espera que lo haga. Este 'activo tóxico' -así lo consideran- ha declarado preconcurso de acreedores y el 9 de julio, si antes no lo arregla alguien, entrará en concurso".

"Estas pérdidas que cito son irreversibles, no como las atribuidas al anterior administrador, que al ser provisiones están sujetas a la volatilidad del mercado de valores. Y podrían haberse recuperado en estos meses en el marco de la recuperación de la Bolsa, pero el liquidador no ha querido vender en el momento oportuno". El empresario sostiene que el liquidador, su hijo Daniel García Becerril, apenas ha tomado decisiones, limitándose a "dejar el barco ir" con pésimos resultados. "Si en lugar de gestionar la cartera de valores (de Melca) un tonto la gestionara un mono, el resultado hubiera sido el mismo, posiblemente mejor si tenemos en cuenta el experimento realizado en Wall Street en el que el mono superó en aciertos a los mejores brokers de Nueva York".

"Siguiendo con monos, aconseje a su hermana (Elena García Becerril) que no emule al chimpancé 'Mike' de Gombe (Tanzania) que hizo famoso Jane Goodall: el asustar al grupo y atemorizarlo no es bueno para el negocio. Golpear los bidones para atemorizar a los gorilas solo funciona... con los gorilas".

"Respecto a la predicada 'exitosa política de austeridad' (en Melca), el anterior administrador -o sea, yo- no cobraba como tal, sino como trabajador. Y no lo debí hacer mal porque hice más de 5.700 operaciones de Bolsa en cuatro años y di a ganar 60 millones a la sociedad en el último lustro. El liquidador y su hermana sí que cobran: 28.800 euros mensuales cada uno camuflados en sociedades filiales, una de ellas sin actividad real. La madre cobró la misma cantidad hasta que hace unos meses le dio vergüenza, supongo".

"De todo esto -del carácter de mero espectador del liquidador, de las pérdidas en que incurrió cuando interfirió con su gestión, del deterioro de las filiales...-, de tanta negligencia, responderán en su momento", concluye el empresario, que también denuncia sentirse "acosado, coaccionado y desmoralizado por métodos asquerosos y truculentos de estilo mafioso".