Nuevo ataque de los lobos en Illas. Esta vez, los cánidos han matado siete cabritos de menos de un año que pastaban en los montes de Rozaflor, una localidad abandonada a un paso de La Reigada. "Lo único que pido es que saquen a estas bestias de los estos montes. Que les peguen un tiro o les lancen un dardo", manifestó ayer Ángel Reguero, el propietario de los animales que cayeron víctimas de las dentelladas. Estas muertes se producen apenas tres semanas después de que los lobos acabaran con dos ovejas en la localidad de La Peral (a pocos kilómetros de Rozaflor).

Reguero aseguró a este periódico que los cabritos murieron "en la noche del viernes al sábado pasado". "Tengo las cabras sueltas por el monte. Vengo hasta aquí todas las noches. Coincidió que la semana pasada no pude: tenía una boda", se lamentó el ganadero. "Fue cuando atacó", añadió. "Llevo cuatro días pateándome estos montes. Eché la cuenta y me faltaban siete cabritos. He localizado a cuatro muertos. Los otros, los que quedaron vivos, los guardo ahora en un cercado, pero no puede ser. Las cabras están para correr libres y hasta ahora no me daban ningún trabajo", se indignó el ganadero, que también es propietario de reses vacunas. "Cuando lleguen a matar a algún ternero la cosa se poner muy mal", vaticinó, muy enfadado.

"Cada cabrito de menos de un año me costó 120 euros. El Principado me dará 70 como indemnización, si es que recibo algo. Hace unos meses me pasó algo parecido, pero fue en Llamero, en Candamo, que es de donde soy yo", prosiguió. Y aseguró haber presentado las reclamaciones pertinentes a la guardería de los montes. "Fue para nada porque todavía estoy esperando una respuesta", añadió.

Desde que Reguero se enteró de la intervención de los lobos -asegura que, al menos "tienen que ser dos"- no ha hecho otra cosa que recorrer los montes. Es propietario de sesenta cabras. "Tenía que encontrar los restos, fotografiarlos", explicó. En ese cometido se ayuda con Fran Fuego, que lleva la cámara al hombro y se encarga de certificar lo que pueden hacer los cánidos con los animales.

"Tengo dos perros mastines, pero la hembra está recién parida, así que no está para vigilar nada. Un mastín solo no tiene nada que hacer ante los ataques de los lobos", reconoce. "Que salgan a los montes, que pongan cámaras. Están aquí y no pueden seguir aquí", concluyó Reguero.