Los propulsores de la iniciativa para reconvertir la quinta de Pedregal en un Museo de la Memoria buscan el consenso social, sindical y político. Por ello, la Plataforma por los Servicios Públicos iniciará una ronda de contactos con las diferentes organizaciones de la comarca para presentarles un documento de trabajo. La idea es trasladar luego las conclusiones a los ayuntamientos y a la Junta General de Asturias. "En la ronda de conversaciones se les pedirá su apoyo explícito como preparación previa a la asamblea general popular que tendrá fecha y lugar a principios de otoño. Los acuerdos resultantes serán la línea de trabajo que se presentarán oficialmente a los alcaldes y al Presidente del Principado. Esperamos que actúen acorde con la Ley de la memoria histórica vigente, ahora denostada por el Gobierno de España", explicó la plataforma en un comunicado.

La venta de la quinta de Pedregal por parte de sus actuales propietarios -los gestores del Grupo Melca- dio alas al colectivo para reivindicar la apertura de un museo para recordar, a nivel regional, "los horrores de la represión franquista". La quinta, en los primeros compases de la guerra civil, fue una checa (instalación utilizada en la zona republicana para detener, interrogar, torturar, juzgar y ejecutar a sospechosos de simpatizar con el bando rebelde) y luego, requisada por las tropas franquistas, funcionó como cuartel adscrito a Orden Público, base de operaciones de falangistas y guardias civiles integrados en las llamadas patrullas de Investigación y Vigilancia, las encargadas de llevar a cabo una represión sistemática de los republicanos que, según una reciente investigación del historiador Pablo Martínez Corral, se cobró al menos 450 víctimas.