Unos segundos más y las aguas del río Sella hubieran sido, el pasado viernes, la tumba de una cría de gato que a la altura del puente de Ribadesella trataba infructuosamente de mantenerse a flote en medio de la corriente. Los viandantes que se hallaban en ese concurrido lugar advirtieron la presencia del animal y se formaron corrillos de gente expectante por el cruel desenlace que parecía aguardar a la gata. Entre los presentes se hallaba la tinerfeña Esther Antelo, peregrina de paso por Ribadesella y amante confesa de los animales. "Mi primer impulso fue tirarme al río, pero estaba exhausta y se lo pedí a mi compañero de viaje, que ni lo dudó", relata la joven. Quien se tiró al agua al rescate de la gata se llama Adrián Rodríguez, es madrileño, y se ganó la aclamación popular de quienes contemplaron la escena, "heroica" a ojos de algunos. Ayer, ambos peregrinos llegaron a Avilés en su periplo hacia Santiago y repasaron lo ocurrido. Les acompañaba la gata salvada, que ha sido bautizada con el nombre de "Sella". "¿Cuál si no? ", apunta el rescatador.

Adrián Rodríguez y Esther Antelo, pareja residente en Madrid, iniciaron el Camino en Llanes hace diez días y se encontraban el pasado viernes haciendo escala en Ribadesella en casa de unos amigos. Paseando cerca del puente de la localidad, el peregrino vio un revuelo motivado por algo extraño que bajaba por el río: resultó ser una cría de gata de color blanco a punto de ahogarse.

Cuando su pareja le pidió que salvara al minino, el peregrino no se lo pensó dos veces, rápidamente se quitó sus ropas y se lanzó al agua para rescatar al animal. Nadó como un poseso para llegar a tiempo y, cuando ya la gata boqueaba, consiguió agarrarla y, ya con ella en sus manos, volvió a tierra por el dique del puerto deportivo. Allí fue recibido por Esther Antelo, que estaba preparada para secar a ambos. Adrián Rodríguez fue recibido con una salva de aplausos por los presentes, que alabaron su valiente gesto. "Yo como nadador soy básico, lo suficiente para no ahogarme, pero fue ver a la gata al borde la muerte y ni lo pensé. Afortunadamente hubo final feliz". comentó ayer el rescatador gatuno.

La gata fue acogida en principio en la casa de una pareja riosellana. En las primeras horas de estancia en su nuevo hogar, le quitaron la humedad al animal con un secador de mano y, ya recuperada de la hipotermia y el agotamiento, comió con ganas y durmió plácidamente. Al día siguiente, cuando los peregrinos reemprendieron la marcha decidieron adoptarla y llamarla "Sella", un nombre que les recordará siempre la situación extrema que la trajo a sus vidas. "Nunca habíamos tenido animales en casa pese a que a Esther le gustan mucho. 'Sella' será el primero y estoy seguro que no el último; le hemos cogido un cariño tremendo", asegura Adrián Rodríguez.

La pareja cree que el animal fue lanzado al río aguas arriba de Ribadesella, ya que estaba totalmente agotada de nadar para mantenerse a flote. "¿Quién es tan cruel para hacer pasar a un animal semejante agonía? Ojalá quienes lean esto reflexionen al respecto", manifestó la flamante dueña de "Sella".