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El guardián de los Juzgados ya es "libre"

"Ahora voy a nadar, a correr y hasta a hacer alpinismo", afirma Manuel Valdés, que se jubila tras quince años vigilando el Palacio de Justicia

Manuel Valdés, en su última jornada en los Juzgados de Avilés. RICARDO SOLÍS

-Valdés, que solo te quedan tres horas.

-Sí, tres horas para la libertad.

El vigilante que durante los últimos quince años veló por la seguridad del palacio de justicia de Avilés ya es "libre". El corverano Manuel Valdés cumplió ayer su última jornada de trabajo y se jubila a los 61 años gracias a la modalidad del contrato relevo. Pena no le da ninguna. "Llevo siete años esperando por esto. El mejor momento de mi vida laboral fue cuando me dijeron que cumplía las condiciones para acogerme a un contrato relevo. Pero no me voy, durante los próximos cuatro años tendré que venir por aquí dos meses al año", tranquiliza Valdés a aquellos trabajadores del Juzgado que lamentan su marcha.

Las referencias a su jubilación fueron una constante a lo largo de toda la jornada. "Acabas hoy, ¿no?". "Valdés, que esto se acaba". "Que poco te queda campeón". "¿Ya te están entrevistado? Vas a salir hasta en la 'Interview', qué personaje". Y él, henchido con tanto protagonismo y atención.

Valdés es todo un personaje. Así lo definen los muchos que le conocen. Presume de ser "el primero que pleiteó contra Parque Astur " (entonces ganadero, fue uno de los primeros vecinos de Corvera expropiados para construir el centro comercial) y se siente orgulloso por haber ganado "una sentencia moral". "Se comprometieron a darme un puesto de trabajo, me contrataron en una empresa de jardinería y me despidieron. Pero mira qué dijo el juez Juan Carlos Martínez López: 'No consta que se le extinguiera su contrato por cuestión relativa a falta de aptitud para el trabajo u otra circunstancia que a él le afecte'". Y Valdés, que renunció a la vida universitaria tras dos años en Químicas, acabó entrando por un contrato de sustitución en el campo de la vigilancia y velando por la seguridad de los trabajadores de los Juzgados avilesinos.

Malos momentos hubo pocos. "El peor fue cuando uno me quiso pegar bajando la escalera del Juzgado de guardia", apunta. Afortunadamente no tuvo que afrontar graves crisis pese a que sostiene que el caso de la seguridad de los Juzgados de Avilés es insólito: "Es el único Juzgado de Asturias con limitación de acceso, por algo será", dice.

Sobre su mesa ha reposado todo este tiempo la Constitución Española, un manual de seguridad y un texto de su puño y letra que recita mejor que el Padre Nuestro: "La principal técnica que el vigilante de seguridad debe poseer y dominar es el conocimiento de sí mismo".

Valdés guarda como oro en paño todos los reconocimientos de su carrera como vigilante, que muestra con orgullo: una metopa de la Policía Nacional, un reconocimiento de la Guardia Civil, el premio que concede la Asociación de los Profesionales de la Comunicación de Avilés (APCA): "Me prestó la de Dios el premio de los periodistas y enseñárselo a mi madre" (Charo González Fernández, ya fallecida).

¿Y qué va a hacer el Manuel Valdés jubilado? "Ahora voy a nadar, a correr y hasta a hacer alpinismo. Menos casarme y ponerme malo, cualquier cosa. Y por aquí seguiré. Aquí no te jubilas hasta los 65 salvo que trabajes en Ensidesa".

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