Un robo de cable telefónico ha tenido incomunicados durante dos días a cientos de vecinos de los concejos de Illas, Corvera y Castrillón y al consultorio médico de La Laguna. Esta zona rural está relativamente habituada a los hurtos de cable para extraer el cobre. Una banda especializada dejó en 2013 incomunicados a los vecinos de Taborneda y en diciembre de 2015 el robo fue exactamente igual que el de ahora: 200 metros de cable entre La Callezuela (donde está la centralita) y el núcleo de población de La Laguna.

Las primeras llamadas de alerta a la compañía suministradora del servicio se produjeron el jueves por la mañana, y cuando acudieron los servicios técnicos de Telefónica para comprobar si había una avería descubrieron que faltaba el cable. Finalmente, ayer por la tarde el servicio volvió a quedar restablecido. El suceso afectó de forma muy especial a los profesionales sanitarios y usuarios del centro de salud y de la farmacia de La Laguna, ya que no estaban operativos los soportes informáticos necesarios para comprobar los historiales médicos, recetar o dispensar medicamentos.

Según indicó el Alcalde de Illas, Alberto Tirador, el "modus operandi" habitual de los cacos para hacerse con el cobre consiste en derribar un poste y a partir de ahí ir tirando del cable hasta conseguir una buena cantidad de material con el que después hacer negocio.

Desde hace años, proliferan este tipo de acciones, dado el alto precio al que se cotiza el cobre. Existen diferentes perfiles de ladrones de cable, como los clanes familiares dedicados a la compraventa de chatarra, las mafias internacionales que compran el material; y finalmente bandas más organizadas que también se dedican a la detección y hurto de este preciado metal.