Un total de 22 niños de Avilés ha participado desde el año 2005 en actos de "bienvenida a la comunidad". Esta cifra es casi insignificante si se compara con los bautizos tradicionales, pero aún así llama la atención el ligero repunte registrado este año: hasta el 25 de julio tres niños han participado en esta alternativa laica al bautizo cuyo objetivo es el de dar la "bienvenida democrática" al recién nacido bajo los principios de libertad, igualdad y respeto siguiendo una tradición iniciada en la Revolución Francesa. El Ayuntamiento de Avilés no registraba tres "bautizos civiles" desde el año 2013; es más, en los últimos dos ejercicios no se contabilizó ninguno.

El máximo hasta ahora ha sido de tres bienvenidas a la comunidad el mejor de los años. Así, pues, de acuerdo a los registros municipales, en el año 2005 tres niños fueron "bautizados por lo civil". En los años siguientes dos, uno, tres, uno, dos... Ahora, de nuevo Avilés experimenta un ligero repunte de este acto civil que se implantó en la ciudad no sin polémica ya que, al no tener valor legal, muchos lo consideran una simple provocación a la Iglesia. Este tipo de celebración es a grandes rasgos un acto de imposición de nombre o bienvenida a la comunidad. Se le llama de muchas maneras, pero al final se trata de un acto íntimo para arropar a un recién nacido y trasladarle el amor y entrega de su familia.

Sin pila de agua bendita, pero arrullados por los acordes de "La bella y la bestia" y las emocionantes palabras del poema "Ítaca" de Kavafis, los bebés Irati Novo Berciano y Pelayo Cordal Calvo fueron los primeros avilesinos -en julio se cumplieron 12 años- en recibir su bienvenida a la comunidad, en los primeros "bautizos civiles" que se celebraban entonces en Asturias. La ceremonia duró aproximadamente diez minutos. En los años siguientes varios niños pasaron con sus familias por el Ayuntamiento de Avilés como, por ejemplo, Miro Gutiérrez Reyes, en el año 2011.

Los padres de este pequeño, Xana y Benjamín, argumentaron entonces por qué llevaban a su hijo de pocos meses a una ceremonia civil de imposición de nombre. "Nosotros pensamos que el bautizo no tiene que ser competencia de la iglesia, esto es una presentación de nuestro hijo de manera oficial y pública", y añadieron: "Desde que el hombre es hombre se celebran los nacimientos, las bodas, las muertes... pero en un momento dado alguien se apropia de estos actos y concretamente los bautizos aún siguen conservando esa propiedad de la iglesia".

Ahora más niños -y sus familias- han seguido el ejemplo de Miro, Irati o Pelayo en Avilés. Otros ayuntamientos como el de Grado o Siero, cinco en total en Asturias, también ofrecen el servicio de bienvenida a la comunidad. En Mieres, por ejemplo, los "bautizos civiles" son un éxito.