La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SOR MARISELA CUETO | Directora de la Cocina Económica de Gijón

"Las monjas no estamos pasadas de moda, aunque se cuestione nuestro compromiso"

"Creo más en el cielo que en el infierno; hay personas que sufren aquí un infierno, y no vamos a esperar otro; creo en un Dios misericordioso"

Marisela Cueto. MARCOS LEÓN

Sor Marisela Cueto es un ángel para tantos necesitados que pasan a diario, y lo han hecho durante décadas, por la Cocina Económica de Gijón. Esta langreana de La Braña, Hija de la Caridad, sostiene que de los errores se aprende y que la felicidad se basa en hacer feliz al prójimo. A sus 68 años, no tiene miedo a la muerte, pero quiere vivir muchos años más: le quedan muchas cosas por hacer, siempre al servicio de los que más lo necesitan. Nunca ha conocido otra vida más que el servicio. A sus 68 años está en paz consigo misma, es sencilla, fuerte y abnegada.

- Dígame quién es...

-Nací en La Braña, Tuilla, Langreo (1949). Tengo dos hermanos; el mayor es sacerdote. Soy una religiosa, Hija de la Caridad. Vine por primera vez a esta casa a los 19 años y aquí sigo, salvo algunas ausencias. Soy la directora desde 2002.

- ¿Las monjas no están pasadas de moda?

-Yo creo que no. Éste no es un mundo diferente dentro de la sociedad, sólo nos diferenciamos por un compromiso de vida, que se suele cuestionar mucho. Pero por suerte todos los años renovamos los votos el día de la Encarnación, el 25 de marzo.

- ¿Y se producen bajas?

-Sí, alguna, pero por circunstancias personales. Nunca es un número llamativo.

- ¿Cree que se superará la crisis de vocaciones?

-La forma de compromiso puede ser diferente. Aunque haya crisis, lo importante es descubrir la responsabilidad personal respecto a las personas más desfavorecidas.

- ¿A usted, qué la carga de energía?

-Creer en lo que hago. Ser consciente de quién soy y en qué quiero emplear mi vida. Saber que soy una Hija de la Caridad que debo ser consecuente. Ésta es una opción libre que hay que cuidar.

- ¿El infierno está aquí, o al otro lado de la vida?

-Yo creo más en el cielo que en el infierno. Sé que hay personas que sufren aquí un infierno, y no vamos a esperar otro. El Dios en el que yo creo es un padre misericordioso y generoso.

- ¿Usted, dónde ve a Dios?

-Lo veo todos los días en las personas que se acercan, se comunican y piensan en el otro.

- Según sus convicciones, ¿tiene ganas de morir?

-No tengo miedo a la muerte, pero quiero vivir. Hay muchas cosas aún que hacer y debo seguir mejorando.

- ¿Cree que el dinero es el excremento del demonio, según Giovanni Papini?

-El dinero en sí no es malo; es malo su uso. Tendría que estar bien repartido, no puede ser que unos tengan tanto y otros pasen necesidad. Lo peor es cuando el dinero ocupa el primer lugar en la vida de una persona, y no ve otra cosa.

- ¿Qué la conmueve?

-Ver a tantas personas generosas que son capaces de olvidarse de sí mismas en beneficio de los demás. Esto me invita a seguir su ejemplo; yo no puedo quedarme atrás.

- ¿Y qué le da lástima?

-Me da mucha lástima que nos llamemos cristianos y sin embargo nos mantengamos distantes ante tanto dolor, tanta pobreza y sufrimiento.

- ¿Usted, reza mucho?

-No soy de repetir oraciones. Pero siempre pido a Dios apoyo y luz. Y no para mí, sino para aquellos que viven situaciones dolorosas, como un desahucio, desempleo, un matrimonio roto, menores que sufren, mujeres maltratadas, refugiados, personas sin papeles... Mi oración es interior, hablo directamente con Dios.

- ¿Tiene dudas?

-Hoy por hoy, dudas de fe no he tenido. Otra cosa son las dudas respecto a mi conducta. Si mi prójimo no mejora ni crece es que algo ha fallado en mí.

- ¿Si mira hacia atrás se arrepiente de algo?

-No, de cosas importantes, no. Estoy tranquila, pienso que de los errores se aprende.

- ¿Es feliz?

-Sí, tengo el privilegio de trabajar en lo que me gusta.

- ¿Volvería a ser monja?

-Sí, nunca me ha pesado la decisión, es mi espacio, en el que hay mucho que aportar y mucho que recibir.

- ¿Cuál es el santo de su devoción?

-Para mí la Santina es algo muy grande. La llevo en las entrañas.

- Desde su puesto, ¿han detectado una remisión de la crisis?

-Lo peor de la crisis es la inestabilidad laboral. Irá cediendo, pero nosotros no percibimos casi nada. Tal vez alguno viene menos.

- ¿Cuántos almuerzos sirven diariamente?

-Le doy un dato reciente: 228 comidas y 140 cenas. Esto sin contar a los que viven en la casa.

- ¿Es cierto que ofrecen menús para musulmanes?

-No es tanto un menú como una modificación de éste. Por ejemplo, si hay macarrones con chorizo, a ellos se lo damos con bonito o picadillo de ternera.

- ¿Cuántas monjas tiene su comunidad?

-Somos siete, y un voluntariado de 128 miembros, gente fabulosa, me faltan palabras para elogiarlos. Tenemos además 23 personas contratadas, entre la cocina, limpieza, taller, portería, educadores y trabajadores sociales.

- ¿Y cuántas personas viven cobijadas?

-Son doce hombres, siete mujeres, y dos madres con menores en situación de emergencia.

Compartir el artículo

stats