El Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA) no tendrá conexión directa con la autopista hasta 2019. La Consejería de Infraestructuras del Principado pretende retomar las obras en septiembre, tan pronto como quede aprobado el convenio con la Administración central que permitirá seguir adelante con el proyecto. Los trabajos pendientes tienen un plan de ejecución de dieciocho meses, por lo que será en 2019 cuando los vehículos puedan llegar directamente al parque empresarial avilesino desde la "Y", sin necesidad de dar un rodeo entrando en Avilés.
Tuvo que pasar una década para que el Ministerio de Fomento y la Consejería de Infraestructuras llegaran a un acuerdo sobre las obras para construir el acceso directo al parque empresarial Principado de Asturias. Los tiras y afloja llegaron a su fin el pasado abril, cuando el secretario de Estado de Infraestructuras, Julio Gómez Pomar, aceptó que el Principado asuma el tramo final de la autopista AI-81 ("Y") para hacer el "pinchazo" de la nueva vía. El Principado, a cambio, se comprometió a asumir un tramo de la N-632a, que coincide con la conexión de la autopista con la avenida de Gijón y el inicio de la N-633 (la arteria del Puerto).
El consejero Fernando Lastra anunció este mes que el convenio que formalizará ese acuerdo se suscribirá en las próximas semanas. Tres cuartas partes de la obra están ya ejecutadas y lo restante se hará durante año y medio, según los plazos que maneja el Gobierno autonómico. Son ya 17,5 millones de euros los que se llevan invertidos en el vial.
La entrada en servicio de esta infraestructura es muy esperada tanto por los empresarios del polígono como por las empresas que operan en la margen derecha del Puerto. Pero el vial no sólo es importante para dar salida a las mercancías portuarias y de las empresas del parque empresarial, sino que también alejará del centro de Avilés un importante volumen de tráfico pesado.
Los accesos al polígono de la ría se licitaron en 2007, comenzaron a ejecutarse en 2010 y ese mismo año se suspendieron los trabajos de forma temporal por dos problemas que impedían la conclusión de la infraestructura: una línea de alta tensión que había que trasladar, y la falta del permiso del Ministerio de Fomento para hacer el "pinchazo" con la autopista, una gestión que no se había hecho en su día.
