Hay un dicho puñetero: "A Bayas nunca vayas, y si fueres haz lo que vieres". Y lo que se ve a unos dos kilómetros del acceso principal al playón castrillonense es una larga hilera de vehículos aparcados en las cunetas pese a la existencia de varias señales que indican la prohibición de estacionar. Los agentes de la Policía Local o de la Guardia Civil brillan por su ausencia. "Hubo un tiempo que multaban, pero ahora pasan de todo y esto está como está: fatal", lamenta una vecina que debe soportar largos atascos para llegar a su casa. Los que no estacionan en la cuneta se aventuran por la estrecha carretera flanqueada por vehículos a alcanzar el aparcamiento de tierra próximo al arenal, una especie de paraíso sin ley. Pocos -salvo los madrugadores o con suerte- encuentran un hueco.

Así que la mayoría regresa carretera arriba. De esta forma se forman importantes retenciones entre los que van y los que vuelven: dos coches deben circular por donde solo entra uno, y suele ganar el más grande. "El Ayuntamiento o la administración competente debería acotar una zona para emergencias, porque no se está libre de ellas. Y por esta carretera, en estas condiciones de tráfico, no puede pasar un vehículo de emergencia, ni ambulancia ni bomberos", apunta Covadonga de Mena. El aparcamiento "oficial" del playón es definido por muchos bañistas como "un caos". "Nos ha sorprendido bastante cómo está esto", confiesan Jesús y Ascensión Martín, naturales de Logroño y Vitoria, de visita en el playón por vez primera. La sorpresa de muchos bañistas es mayúscula al encontrarse, por ejemplo, con un vehículo aparcado justo delante de una de las duchas que hace las veces de urinario ante la ausencia de aseos públicos. Además, según los usuarios, estas duchas pierden agua al carecer de sumidero formando un importante barrizal.

En el playón de Bayas también se pueden ver muchas mascotas, perros concretamente. Es porque el arenal es desde el pasado verano uno de los pocos asturianos que permite el acceso a animales, y hasta este punto pocos usuarios ponen reparos. ¿El problema? "Hay muchos perros sueltos y hay líos entre algunos", explica Judith Oleas, que ayer a mediodía abandonaba la playa con un can para evitar altercados. Para la mayoría de los bañistas sin perro, las mascotas no son molestas. Pero sí consideran que se debería acotar su zona con algún tipo de barrera. "Se están haciendo con toda la playa cuando les corresponde un trocito. Y no odiamos a los perros, pero para nosotros son animales. Y no queremos bañarnos con ellos a nuestro lado", subrayan Adriana Simón y Emilio Carmona.

Algunos dueños de perros son de la misma opinión, ya que son los primeros interesados en que se cumplan las normas establecidas. "De esa forma ganaríamos todos", precisan.

El Ayuntamiento de Castrillón, entre tanto, niega que el Principado haya solicitado medidas de control especial en el playón. "Hemos incluido en la ordenanza las normas que estaban en los paneles informativos y hemos habilitado un contenedor especial para los excrementos de los animales. La única actuación pendiente es colocar un cordón que indique que el paso a las dunas está prohibido, algo que se ha solicitado a Costas y que de no hacerlo se incluirá en los presupuestos de 2018", afirma Mar González, edil de Interior. Destaca a su vez, respecto a posibles daños a las dunas, que su protección "no es competencia municipal".

La jornada playera en Bayas transcurrió ayer, salvo lo dicho, con normalidad. La bandera lució amarilla y los socorristas no quitaron la vista del agua. Al caer la tarde, de nuevo el caos: barro, atascos, mal humor... El Sablón es una especie de paraíso confuso. Aún así quien va, repite.