Existe un refrán muy conocido en el norte que dice "gallegos y asturianos, primos hermanos". Las costumbres, la gastronomía y la cultura dan buena cuenta de ello. Además, la música también tiene parte de culpa de la familiaridad entre las dos regiones vecinas. Las bandas de música de Avilés y Torroso (Pontevedra), celebraron ayer un acto de hermanamiento con un pasacalles por la ciudad y el posterior concierto conjunto en la plaza de España.

Antes del pasacalles que recorrió las principales arterias de Avilés, el Ayuntamiento esperaba a las dos bandas para darles la bienvenida. El concejal de Participación Ciudadana, Miguel Ángel Balbuena, tomó la palabra en primer lugar. "Espero que el acto sirva para conseguir el objetivo de tener unos resultados fructíferos en la relación de los pueblos. En este caso es a través de la música, pero también buscamos el hermanamiento a través de las demás cuestiones culturales", comentó, a la par que agradecía la visita a la Villa de la Banda de Música Xuvenil de Torroso.

Elena Muñoz, presidenta de la Banda de Música de Avilés, agradeció también a la banda gallega que aceptara la invitación para estar en Avilés. "El hermanamiento ya es un clásico de San Agustín. Esperamos repetirlo y que cada año vaya 'in crescendo' para poder disfrutarlo todos juntos", destacó.

El presidente de la Escuela de Danza y Música de Mos (Pontevedra), Iván Rey, hizo toda una declaración de intenciones con su discurso. "Ya conocemos la noche de Avilés; ahora conoceremos el día", destacó el pontevedrés, que arrancó las risas de los músicos. Iván Rey dijo: "La banda de Torroso se suele adaptar rápidamente al terreno, tanto en tierra, en hielo o donde haga falta. Estamos encantados de estar en Avilés", finalizó el integrante de la Banda de Música Xuvenil de Torroso. Algunos gallegos aseguraron en el Consistorio que se quedarán hasta el día 28, coincidiendo con el Día Grande de San Agustín.

Era fácil distinguir a los integrantes de cada banda. Los avilesinos, con corbata "verde naturaleza"; los gallegos se presentaron con corbata negra. Todos coincidieron en una prenda del atuendo: la camisa blanca. Así uniformados comenzó el pasacalles conjunto en la plaza de España con una riada de gente a sus espaldas. Los músicos animaron las calles de la Villa con sus trompetas, trombones y demás instrumentos.

En el concierto, y pese a las decenas de sillas dispuestas, hubo gente que tuvo que estar de pie. "He venido a coger sitio una hora antes, no vaya a ser que tenga que verlo de pie. Vengo todos los años y me encanta", señaló Margarita Álvarez instantes antes del concierto de hermanamiento. Es la tercera vez que los gallegos visitan Avilés y ya se puede dar una vuelta de tuerca al famoso refrán: "Avilesinos y pontevedreses, hermanos siameses".