El guiño que hizo ayer el programa festivo de San Agustín a las raíces medievales de Avilés con la apertura de un mercado inspirado en esa época histórica fue suficiente excusa para que la gente se echara a la calle de forma multitudinaria sin más intención aparente que pasear, curiosear o disfrutar de un momento de relax con amigos y familiares. Ayudó el hecho de que fuera sábado y que la amenaza de lluvia se quedase en amago. Una vez más, los avilesinos demostraron que la calle es suya y que no necesitan de muchas razones para tomarla.

De la inercia positiva del mercado medieval se aprovecharon la hostelería, que llenó terrazas y comedores; la verbena programada en Las Meanas y los locales de copas, muy animados hasta la madrugada. Un visible dispositivo de seguridad, mucho más nutrido de agentes que los de años anteriores, veló por el orden público. En resumen, un sábado a pedir de boca en lo que a balance festivo se refiere. Y a San Agustín aún le quedan dos jornadas "gordas": hoy mismo, con la Holi Party como plato fuerte, y mañana, día del patrono.

El pasado siempre vuelve. Y así, durante tres días Avilés recuerda con un fastuoso mercado que la ciudad tuvo un pasado esplendoroso en el Medievo. El casco histórico bulle de personas que quieren sentirse transportados a aquella época histórica. Atraídos por olores y prendas antiguas, los avilesinos y los forasteros se apuntan por miles a la cita, ya imprescindible en el calendario de San Agustín.

Las calles de La Ferrería, Las Alas, La Fruta y la plaza de Camposagrado evocan el Avilés del pasado. Decenas de comerciantes venden productos de lo más variopinto. "Vendo queso y jamón 'del bueno'. Llevo viniendo a Avilés seis años y no me canso. Es una ubicación especial para instalar un mercado como éste", afirma Raquel Martín, canaria afincada en Madrid. "Se está viendo mucha gente por las calles. Si el tiempo acompaña, seguro que el mercado medieval vuelve a ser un éxito absoluto", asegura el comerciante que se esconde debajo de los ropajes del Rey Arturo.

El mercado medieval es uno de los platos fuertes de los festejos de San Agustín y goza del aplauso popular. "Le da un ambiente especial al centro de Avilés; está genial", comentó la avilesina Teresa Bono. Tampoco es indiferente al zoco Paco Rugano: "Es como volver a los inicios de la ciudad. Está muy bien decorado y muy bien ambientado". Hasta los trovadores y juglares cantaron ayer las maravillas de este San Agustín que conquista las calles.