Los científicos encienden velas de cumpleaños con azucarillos, elaboran su propia pasta de dientes con agua oxigenada y jabón y adornan sus peceras con plantas exóticas a base de cristal líquido, sulfato de hierro, cobre, cobalto y hierro. Todos estos y muchos más experimentos aprendieron ayer los niños y mayores, la mayoría familias al completo, que participaron en la Noche Europea de los Investigadores de la Universidad de Oviedo, que por primera vez se celebró en Avilés.

"He visto piel de ratón en un microscopio", señalaba ayer el pequeño Manuel González, que esperó impaciente el comienzo de las explicaciones del profesor Ángel Martínez Nistal. Su puesto, "Lo que el ojo no ve", fue uno de los más visitados de los ocho instalados en el Centro de Servicios Universitarios y La Ferrería. "Siempre llama mucho la atención ver las cosas aumentadas. Esta vez hemos traído lupas para los móviles que hacen de microscopio y están siendo un éxito tremendo", explicó el profesor.

Los asistentes vieron al microscopio azúcar, las pistas de un microchip y tejido de ratón. "Esos puntitos azules que veis ahí son los núcleos de las células. Podemos ver hasta los cromosomas y las bacterias. Para los virus hace falta un microscopio electrónico. Uno óptico como este permite aumentar un objeto hasta mil veces; uno electrónico, hasta un millón", explicó Martínez Nistal.

Los ocho puestos instalados conformaron la Noche de los Investigadores en Avilés, la iniciativa que busca abrir la cultura científica a la ciudadanía y mostrar el lado más humano de la investigación. Un total de 340 ciudades europeas tomaron parte en la octava edición de esta cita que trata de divulgar los avances científicos.

Los participantes avilesinos pudieron comprobar cómo se realizan sondeos de tierra, cómo funcionan los imanes y los campos magnéticas, qué son las mitocondrias, cómo escribir letras antiguas y cómo la química está en nuestro día a día. La ingeniera química Laura Faba dejó boquiabiertos a los más pequeños con sus lecciones de química como fuente de formas, luces y colores. "¿Sabéis por qué los fuegos artificiales son de colores? Porque tienen compuestos químicos que hacen que salgan los colores. Si mezclamos la pólvora con cobre y le damos fuego, sale el color verde; si la mezclamos con cobalto, salen amarillos y naranjas", explicaba, mientras mostraba a los pequeños mechero en mano los fuegos de colores en miniatura.

Entusiasmada se encontraba la Cronista Oficial de la Villa, María Josefa Sanz, en el stand número 5, donde los investigadores Elena Albarrán y Guillermo Fernández enseñaban a leer y escribir letras antiguas con los aplicados Manuel González, Ángela González y los hermanos Javier y Ana Fernández. Los pequeños acabaron plasmando sus nombres en escritura visigóticas. Los más peques de la casa fueron una buena para los mayores, que disfrutaron como niños. "¿Puedo mirar? ¡Qué pasada!", exclamaba Sonia Alcántara, una de las madres que disfrutó tanto como sus hijos de la Noche de los Investigadores.