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ANA FERNÁNDEZ | Actriz, estrena esta noche "Tres hermanas" en el teatro Palacio Valdés

"No tenemos un país que ame mucho a los cómicos, no hay gran tradición teatral"

"Lo que me gusta de la interpretación es el proceso: soy una enamorada de los ensayos, de probar y equivocarme hasta encontrar la solución"

La actriz Ana Fernández, en la calle Palacio Valdés. MARA VILLAMUZA

La actriz Ana Fernández (Valencina de la Concepción, Sevilla, 1965) protagoniza "Tres hermanas", una nueva visión del clásico de Antón Chéjov cuyo estreno en España acoge esta noche (20.15 horas) el teatro Palacio Valdés. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA sólo unos minutos después de la presentación del espectáculo que dirige y produce Raúl Tejón.

-Está haciendo Lady Chatterley y ahora se apunta a "Tres hermanas". ¿Cómo lo combina?

-Ha sido un poco loco, pero muy interesante. Yo no lo había hecho nunca. Me lo pensé bastante. He estado casi tres semanas en la sala pequeña del Español, que es un teatro que me gusta muchísimo. Esta Lady Chatterley es la protagonista de un monólogo de una hora y cuarto: me tiro una hora y cuarto hablando sin parar. Es un personaje muy rápido, muy inteligente, con mucha ironía y con mucha lucidez. Hay que estar muy concentrada, muy con ella. Raúl Tejón, el director de "Tres hermanas", me facilitó ensayar por las mañanas, tener un horario... Me he perdido, quizás, el momento de después de la función. Combiné los montajes teniendo mucha concentración y organizando los tiempos.

-Su Lady Chatterley no se ha acabado.

-Por supuesto que no. Empiezo una gira. Creo que tengo veinte plazas.

-¿Quién le convenció más? ¿Chéjov o Raúl Tejón?

-Raúl Tejón fue el tercero que me propuso hacer "Tres hermanas": tenía que hacerla. La última vez, además, había sido con Juan Pastor, que es el que dirigía la sala Guindalera, que ya se cerró. Me lo ofreció cuando yo estaba con los ensayos de Lady Chatterley, pero no podía estar al cien por cien. Llegó entonces la de Raúl Tejón y me dije: "Si es la tercera vez, si es el mismo personaje".

-Estaba predestinada.

-Claro. Además me gustaba mucho su propuesta: es muy arriesgado como director, muy valiente. Ha hecho, además, una versión bastante concentrada: dura poco más de una hora y media, cuando el texto es de dos horas y pico... La versión es muy moderna y, además, muy suya. Era el momento. Y por eso dije que sí. Y también lo dije porque iba a estar rodeada de gente muy joven.

-¿Qué le seduce del teatro?

-Lo que me gusta de la escena es el proceso de creación. Soy una enamorada de los ensayos, de probar y equivocarte, de volver a probar y de equivocarte de nuevo hasta encontrar la solución ideal. Me fascina la ceremonia teatral porque está tan vivo que se hace presente. No hay una sola función igual a otra porque se hace con la energía del público, y eso es fascinante. Me gusta también que la obra empieza y acaba con el tiempo real.

-¿"Solas" fue su salto mortal?

-Ya era actriz. Lo que cambió es que nunca había hecho cine hasta ese entonces. De pronto, tenía que hacer de una de las protagonistas de una película. Cuando Benito Zambrano me dijo que sí, después de las pruebas, lo que pensé fue en lo mucho que iba a aprender. Había hecho televisión, había sido presentadora. Realmente, todo eso me sirvió. Creo que, para un actor, todo lo que vives vale, todo lo llevas a tu cajón de sastre y lo sacas cuando te subes a un escenario. Mi experiencia en televisión me ayudó muchísimo porque, por ejemplo, "Solas" la tuve que preparar en solo diez días. Luego pasó lo que pasó con la película y, sí, se me abrieron las puertas del cine y creo que ya tengo treinta y tantas películas, entre protagonistas o medio protagonistas...

-Los actores parecen que viven en el alambre.

-Siempre estás empezando... y, en este país más. No tenemos un país que ame mucho a los cómicos; no tenemos una gran tradición teatral. No quiero decir que todo el público no nos quiera, porque, si no, no estaríamos aquí.

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