"Soy cirujano, pero me he desarrollado en los últimos años como un evangelizador de las tecnologías exponenciales, del uso inteligente de la tecnología para mejorar la salud, el cuidado preventivo, el tratamiento". El venezolano Rafael Grossmann, que ayer participó en la jornada de clausura del 7.º Congreso Internacional de Ergonomía, se presentó de esta forma en el Niemeyer: como un predicador de que hay que aplicar la tecnología para mejorar los procesos sanitarios. "Hoy en día es muy barata, permite procesos casi de ciencia ficción, y no se utiliza de la manera que se debería utilizar. El cuidado de la salud hoy en día es bochornoso, en Europa, Estados Unidos... Mi mensaje es que hay que utilizarla de manera inteligente, sabia". A Grossmann le corresponde el honor de haber sido el primero en realizar una intervención quirúrgica con las gafas de Google, que utilizó para retransmitir la operación a sus alumnos.

Para que las tecnologías puedan eclosionar en el sistema de salud son necesarios tres factores, según Grossmann. "El primero es el económico, el segundo, la regulación legal, y el tercero y más importante el cultural, de educación. Y no sólo del médico o del profesional de la salud, sino del paciente, del gerente, del ministro de salud. El cambio cultural es difícil, es difícil cambiar paradigmas", subrayó.

El mensaje que subrayó Grossmann, que mostró en el auditorio del Niemeyer cómo es posible incorporarse como "avatar" en u necesario quirúrgico, es que estas herramientas permiten mejorar la comunicación. "La cirugía que yo hice fue como siempre, pero se la retransmití a un grupo de estudiantes que estaban en otra sala, eso es un gran potencial para mejorar la instrucción", dijo. El potencial, aseguró, es ilimitado: "Puedes usar las gafas para tomar una foto y enviársela a un experto para que dé su opinión, o conectar remotamente con un especialista, que un familiar esté presente de forma virtual, o que otra persona esté transcribiendo los datos de la consulta mientras que el médico se dedica totalmente al paciente".

El futuro de las videoconferencias, añadió, serán los hologramas, una tecnología que ya se puede utilizar en medicina para aprender, interactuando, por ejemplo, con los distintos órganos del cuerpo humano sin necesidad de disecar un cadáver: "La realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta ya son un hecho, y en los próximos cinco o diez años van a ser ya la forma tradicional, entre comillas, de conectarnos y comunicarnos en cualquier disciplina, pero sobre todo en algunas como medicina, donde hay muchos procedimientos y el riesgo de un error es muy costoso". Grossmann lo comparó con la revolución que causaron los teléfonos inteligentes, que sólo tienen una década "y no podemos ya vivir sin ellos".

El interés de este cirujano por la telemedicina comenzó cuando hizo prácticas en el centro del Amazonas, un lugar totalmente incomunicado. "Tal vez esa fue la semilla que creció en mi, la fascinado con la telemedicina. Ya hay sitios en África, en América Central, donde se conectan con lentes inteligentes o teléfonos para realizar actos médicos que de otra manera no podrían realizarse", indicó. Una de las plataformas que él utiliza se basa en las "hololens", gafas de realidad aumentada, que permiten abrir una sala virtual y que otra persona se transporte a ella como avatar.