Tras una pelea a palos en el interior del Milenio, un bar del Cruce de Llaranes, Daniel Darío Capellán Castillo, de 44 años, recibió dos puñaladas y dejó de vivir. Según los primeros indicios, el novio de su hermana -cuyo nombre responde a las iniciales E. N. G. U.- robó un cuchillo cebollero de la cocina del establecimiento poco antes de las ocho de la mañana, salió a la calle y, al menos en dos ocasiones, lo hundió en el corazón de Capellán, un conocido promotor musical de origen dominicano que residía en Avilés desde hace años. El presunto criminal también nació en la isla caribeña, aunque tiene nacionalidad belga. Ambos, junto a una decena de compatriotas, habían llegado en dos coches al bar después de pasar toda la noche bailando en una fiesta protagonizada por el cantante Yiyo Sarante, "El Abusador de la Salsa", en la sala de fiestas Albéniz, en Gijón.

Según varios testimonios, Capellán se encaró con su agresor nada más llegar al bar de Llaranes reprochándole que hubiera maltratado durante la noche a su hermana. Acto seguido se desató una monumental trifulca, en la que ambos usaron para pegarse palos de un billar. La víctima salió del local y, en pocos segundos, recibió la primera cuchillada, que le dejó malherido. E. N. G. U. lo remató veinte metros más allá de la puerta del Milenio, en medio de la calzada, a la altura del número 146 de la avenida de Gijón. El asesino abandonó a la víctima en el suelo y, según los testigos, desapareció de la escena "caminando tranquilamente, como si no hubiera pasado nada" en dirección al polígono de la ría, por detrás del Hospitalillo. En su mano, llevaba todavía el cuchillo ensangrentado. Los agentes de la Policía Nacional, de la Local y de la Guardia Civil establecieron un plan de búsqueda del fugitivo ipso facto. Los primeros pasos se dieron por Villalegre y la calle de Llano Ponte.

Cuando sucedió todo, María Jesús Álvarez, camarera en el bar Milenio, acababa de superar la hora punta del cambio de turno en Arcelor: "Estaba tranquila cuando, poco después de las ocho menos cuarto de la mañana, entraron en el bar ocho o diez personas de golpe". Pidieron pinchos para desayunar e "inmediatamente empezaron a liarla". Tres o cuatro clientes fijos estaban en la barra, entre ellos, un empleado de la fábrica que acababa de salir del trabajo. "Hoy era mi último día del turno", comentó. "Estaba tomando una caña antes de ir a la cama", explicó. Según observó, el grupo de hombres y mujeres que entró en El Milenio "venía caliente de atrás".

"Comenzaron empujándose y terminaron entrando en el salón de atrás", aseguró el obrero. En ese salón, hay un futbolín y un billar. "Cogieron los tacos y empezaron a golpes unos contra otros", añadió Álvarez. Los golpes los aderezaron tirando "cosas". Una de ellas impactó de lleno en la luna del bar. Ambos confirmaron que "todo el grupo estaba en la película", aunque sólo dos eran los protagonistas: el promotor musical -que terminaría siendo la víctima- y E. N. G. U. -el agresor-. A los dos se sumó la hermana del promotor, que también es pareja del presunto autor de la muerte. Según algunos testimonios, la pelea había empezado porque el agresor había "sacudido" a su novia y esta se lo había dicho a su hermano. Otros sostienen que se "odiaban" desde hace tiempo. El juez Julio Martínez Zahonero se encargó de ordenar el levantamiento del cadáver. "No es violencia doméstica. La investigación es reservada", dijo.

"Durante la pelea entraron y salieron del bar las chicas del grupo", aseguró el trabajador de Arcelor. "El que luego lo mató salió del salón del futbolín, se quedó quieto un instante, miró alrededor, como pensando qué hacer. Miró la puerta de la cocina, entró y cogió el cuchillo que tengo para cortar cebolla", continuó María Jesús Álvarez. "El otro (Daniel Capellán) estaba fuera ya y desde allí le desafió con la cara", señaló el trabajador siderúrgico. Entonces, E. N. G. U. también dejó el bar. "Vi el cuchillo a un paso de mí y de la otra camarera", indicó el operario, todavía sin digerir que había sido testigo de una muerte violenta. Según otros presentes, bajo el toldo del bar, E. N. G. U. le asestó la primera puñalada al hermano de su pareja. La víctima intentó huir en dirección a Avilés. No llegó muy lejos: en medio de la calzada, antes de llegar a la mediana, cayó a lo largo.

Según el relato de los testigos, E. N. G. U. siguió a Daniel Darío Capellán Castillo, que se arrastraba queriendo escapar de la muerte. Pero su agresor dio con él y le hundió por segunda vez el cuchillo. "Desde aquí, desde la puerta del bar, parecía que le estaba dando de hostias", contó el trabajador de la siderúrgica, paralizado por el miedo.

Las dos mujeres que atendían ayer de madrugada detrás de la barra del Milenio avisaron a la Policía Nacional nada más vieron que la pelea empezaba a tomar forma. Cuando otro cliente vio cómo había quedado Capellán sobre el arcén, cogió el coche, se acercó donde estaba el hombre moribundo y lo subió al asiento trasero del vehículo. "Pero no pudo ni salir para el hospital", dijo el trabajador de Arcelor. Capellán estaba ya muerto. En estas fue cuando llegó la Policía, que había sido alertada por las camareras muy poco tiempo antes. "Pero es que todo fue muy rápido: en apenas cinco minutos se había liado todo", añadió la camarera.

La escena del crimen comenzó a llenarse con una ambulancia, con más coches zeta, con el vehículo de la científica. La Policía Nacional acordonó la entrada del bar El Milenio. Tomaron las primeras declaraciones a los testigos y alguno de ellos acudió a la Comisaría de Policía. Poco tiempo después, hizo acto de presencia el juez de guardia. Las ventanas de los edificios colindantes comenzaron a abrirse. La inquietud se empezó a adueñar del barrio. Esa inquietud no cesó durante toda la jornada. Los agentes recibieron orden de encontrar al presunto asesino de Daniel Capellán, que deja viuda y varios hijos: cuatro en España y alguno más en la República Dominicana.

La vivienda de Daniel Capellán se convirtió en un velatorio improvisado. Su mujer comenzó a recibir a familiares y amigos. "La comunidad está conmocionada. Daniel era un tipo bueno que no había hecho nunca nada a nadie", se escuchó en el portal. Capellán era un veterano dominicano en Avilés. Llevaba más de veinte años en Asturias. Tuvo un bar, pero ahora sólo quería disfrutar del baile.

Capellán murió en el coche de un hombre que lo intentó llevar al hospital

Según el relato de los testigos, E. N. G. U. siguió a Daniel Darío Capellán Castillo, que se arrastraba queriendo escapar de la muerte. Pero su agresor dio con él y le hundió por segunda vez el cuchillo. "Desde aquí, desde la puerta del bar, parecía que le estaba dando de hostias", contó el trabajador de la siderúrgica, paralizado por el miedo.

Las dos mujeres que atendían ayer de madrugada detrás de la barra del Milenio avisaron a la Policía Nacional nada más vieron que la pelea empezaba a tomar forma. Cuando otro cliente vio cómo había quedado Capellán sobre el arcén, cogió el coche, se acercó donde estaba el hombre moribundo y lo subió al asiento trasero del vehículo. "Pero no pudo ni salir para el hospital", dijo el trabajador de Arcelor. Capellán estaba ya muerto. En estas fue cuando llegó la Policía, que había sido alertada por las camareras muy poco tiempo antes. "Pero es que todo fue muy rápido: en apenas cinco minutos se había liado todo", añadió la camarera.

La escena del crimen comenzó a llenarse con una ambulancia, con más coches zeta, con el vehículo de la científica. La Policía Nacional acordonó la entrada del bar El Milenio. Tomaron las primeras declaraciones a los testigos y alguno de ellos acudió a la Comisaría de Policía. Poco tiempo después, hizo acto de presencia el juez de guardia. Las ventanas de los edificios colindantes comenzaron a abrirse. La inquietud se empezó a adueñar del barrio. Esa inquietud no cesó durante toda la jornada. Los agentes recibieron orden de encontrar al presunto asesino de Daniel Capellán, que deja viuda y varios hijos: cuatro en España y alguno más en la República Dominicana.

La vivienda de Daniel Capellán se convirtió en un velatorio improvisado. Su mujer comenzó a recibir a familiares y amigos. "La comunidad está conmocionada. Daniel era un tipo bueno que no había hecho nunca nada a nadie", se escuchó en el portal. Capellán era un veterano dominicano en Avilés. Llevaba más de veinte años en Asturias. Tuvo un bar, pero ahora sólo quería disfrutar del baile.