El dominicano Daniel Darío Capellán Castillo perdió la vida el pasado sábado 25 de noviembre cuando, presuntamente, el novio de su hermana y compatriota, E. N. G. U., le hundió en el corazón un cuchillo cebollero que había cogido en la cocina del bar El Milenio, en el Cruce de Llaranes. Esa herida fue mortal de necesidad. Pero el promotor de eventos, previamente, fue "pinchado" por su agresor en la espalda y también recibió un gran corte en la cabeza. Según ha podido saber este periódico, la víctima presentaba una incisión a la altura de uno de los omóplatos y, además, el presunto homicida le cruzó la cabeza con la hoja causándole una cicatriz desde la nuca hasta el rostro.
Pero Capellán, no se quedó quieto. También tenía cortes en las manos que, fuentes cercanas a la investigación, califican como "defensivas". Todas las heridas -y la muerte- se produjeron tras una pelea en el interior del bar en el que víctima y agresor -y una decena de compatriotas- habían parado para desayunar después de una noche de fiesta en la sala Albéniz, en Gijón, a cuyo escenario se había subido Yiyo Sarante, "El abusador de la salsa", una estrella de la música caribeña que Capellán había contribuido a traer a Asturias.
Según los testigos, el crimen de Llaranes se produjo pasadas las ocho de la mañana del 25 de noviembre. Fue cuando, de dos vehículos, se bajaron unas diez personas que se metieron en un bar para desayunar. En pocos minutos se formó una trifulca en el salón del billar y del futbolín -en el fondo del local-. La decena de personas "venía caliente". Todos llegaban del gran concierto del otoño para los seguidores de Yiyo Sarante. A gritos y a golpes los testigos discernieron que los protagonistas de la pelea eran E. N. G. U., el novio de una de las hermanas de Daniel Capellán, y el propio Capellán.
Las cuchilladas se produjeron en el exterior del bar. Daniel Capellán fue el primero en salir del local. Desde fuera desafió a E. N. G. U., que se hizo con el cuchillo cebollero cruzando la puerta de la cocina del bar. Los testigos confirman que, en ese momento, la confusión creció y de ella se aprovechó, presuntamente, E. N. G. U. para pinchar en la espalda a Capellán. Y también para cruzarle la cara con el cuchillo. Huyó unos veinte pasos y, entonces, E. N, G. U. acabó presuntamente con la vida de Capellán. Desde entonces, se encuentra huido.
