La loba de Rozaflor se dejó ver de nuevo en la madrugada de ayer miércoles en la localidad illense de Taborneda. Excavó por debajo de una valla y mató a diez ovejas que dormían a dos pasos de una vivienda, en pleno núcleo rural. Comenzó a comerse a dos de ellas. Los restos de los animales los abandonó en el lugar en el que les dio muerte, presumiblemente, para regresar en el momento en que apretase el hambre. La Guardia Civil ha sido notificadada del suceso.

Los ganaderos comenzaron a denunciar ataques de los lobos en junio de este año. La última vez que había atacado fue a mediados de octubre y en la localidad de Las Cabañas, a un paso del concejo de Avilés. Las piezas cobradas por la loba de Rozaflor -testigos la vieron acompañada de dos lobatos- superan actualmente la treintena. La noche en que más se aplicó -hasta ahora- fue en Rozaflor, donde cayeron siete cabritos de menos de un año. El cánido ha matado, sobremanera, ovejas, pero también un ternero. Los primeros ataques fueron contra animales que pastaban a sus anchas. Las muertes de anoche, en un cercado.