Las jornadas gastronómicas "Vermú y burbujas" comenzaron a mediodía de ayer con la carpa instalada en la plaza Hermanos Orbón abarrotada. Vecinos y visitantes aprovecharon el primer día del puente festivo para brindar en un ambiente prenavideño con vermú o espumosos y saborear los singulares pinchos que ofrecen los trece establecimientos de hostelería instalados hasta el domingo en doce casetas de madera colocadas en el corazón comercial de la ciudad.

"No esperaba tanta afluencia", señalaba un sorprendido y atareado Pablo Pérez mientras preparaba un pincho de pasta frita wantun con queso Massimo de Rey Silo, tomate caramelizado con salsa de chile, mermelada de violeta y pasta durián. Junto a él, compartiendo barra, Jorge Serrano elaboraba dos cócteles, uno a base de vermú y otro con un espumoso seco como ingrediente principal que causaban furor entre el público.

Igualmente asombrados por el animado comienzo de estas jornadas se mostraban los hosteleros María José Díaz y Ricardo Rodil, entre cuyas casetas apenas había medio metro de distancia. La primera apuntaba la acertada idea de organizar un encuentro monotemático y el segundo destacaba el momento de auge que vive el vermú y la aceptación que tienen los espumosos en estas fechas cercanas a la navidad.

Entre los muchos vecinos que se dieron cita en la carpa se encontraba la concejala de Festejos, Ana Hevia, que atribuyó el éxito del primer día del encuentro gastronómico a los dos productos que la protagonizan: el vermú y los espumosos. "La gente es muy participativa y más si se cuentan con iniciativas tan novedosas como la que aquí tenemos", comentó la edil, para también hacerse eco de la jornada de turrones y mazapanes que se celebrará el sábado y domingo en el palacio de Camposagrado.

En el concurrido espacio destinado a las jornadas, que ocupa el lateral de la plaza paralelo a la calle Rui Pérez, los vermús rivalizaban con los espumosos y los propios consumidores debatían qué bebida tiene mayor aceptación. "A mediodía, siempre vermú. Me gusta desde que era un crío, cuando los domingos por la mañana me llevaban mis padres a un bar con sus amigos; les quitaba la aceituna del fondo de la copa porque tenía un gustín a vermú", destacaba Pablo Álvarez. Sus amigas María José Menéndez y Luz Flórez, por el contrario, sostenían en la mano sendas copas de un espumoso color azul que está conquistando el mercado español a pasos agigantados.

Mientras los mayores ocupabanla carpa gastronómica, al otro lado de la plaza, los más pequeños se divertían en las atracciones instaladas también hasta el domingo. Un tren y unos caballitos que se movían sobre unos rieles y los tradicionales hinchables recibían numerosos clientes infantiles.