El espigón de San Juan de Nieva es uno de los lugares más peligrosos de la comarca de Avilés. La Autoridad Portuaria lo sabe y, por eso, renovó hace cuatro años un enorme cartel en el que se advierte de las olas inclementes. Junto a este cartel hay una cadena que cruza a lo ancho para evitar el acceso. La prohibición expresa lleva 14 años. Élida Fernández y Pablo Álvarez Ortiz accedieron al dique ayer por la mañana y la primera perdió la vida por un mal golpe de mar. Los dos deportistas se entrenaban para la maratón de Sevilla.

Sin embargo, ellos no fueron los únicos deportistas que ayer corrían por la zona. Una pareja de "runners" decidió seguir su entrenamiento por el espigón a pesar de que tenían delante de sus ojos un helicóptero en tierra tras haber sacado del mar a Fernández, a los médicos tratando de salvar su vida y a un montón de guardia civiles y policías portuarios dispuestos en la zona.

Estos dos corredores recibieron una gran bronca por parte de los agentes portuarios. Pero no es la primera vez que tienen que impedir el paso al espigón. Todos los días hacen patrulla por la zona y, según manifestaron, están hartos de ordenar a todo aquel que accede al espigón que lo abandone. Pese a esto, no todos los usuarios de la lengua de piedras de San Juan de Nieva son corredores. Los pescadores aficionados abundan. El lugar en el que rompen las olas los peces pican mejor. La discusión se abrió sobre si es preciso cerrar mejor el paso al dique.

El espigón en el que Élida Fernández perdió la vida tiene unos 400 metros de longitud y se terminó de construir en 2004 por el Ministerio de Medio Ambiente. En 2014, fue reparado tras los temporales de aquel año. Poco después, una ola se llevó a un visitante y lo dejó, entonces, malherido.