Dos prestigiosos psiquiatras expusieron ayer en el juicio por el crimen del pastelero que Julio Pardo padece un trastorno mixto de la personalidad no diagnosticado, con un estado afectivo "inestable y cambiante" que trae como consecuencia "que sea muy difícil adaptarse a las dificultades y a las situaciones de estrés". Los especialistas, peritos de la defensa, expusieron que la mezcla de alcohol y drogas con esta patología puede provocar "falta de control de los impulsos".

Los miembros del jurado plantearon varias preguntas a los psiquiatras, los catedráticos Julio Bobes y María Paz García-Portilla, principalmente para aclarar si sabe distinguir entre lo que está bien y lo que está mal y si ese trastorno puede haberse producido después del crimen. "Un trastorno mixto de personalidad no impide distinguir entre el bien y el mal, pero afecta al control, y con el alcohol más. Sabía lo que hacía, pero hay dudas sobre si podía controlar sus impulsos (...). Ese trastorno aparece después de la adolescencia y se va expresando en la tercera década de la vida", dijeron. Julio Pardo, que permanece en prisión provisional desde febrero de 2016, no está tomando medicación alguna en la actualidad por este trastorno.

Los médicos forenses y los peritos de la defensa declararon en un careo. Los primeros apuntaron que en la entrevista que realizaron a Julio Pardo detectaron "rasgos de personalidad antisocial y narcisistas, con una falta de arrepentimiento, ni sentimientos ni culpabilidad". Pero se mostraron tajantes en que "es perfectamente consciente de lo que está bien y lo que está mal" y en que el pastelero de Avilés "sabía lo que estaba haciendo" cuando mató a su pareja desde la juventud. "No hay dudas", afirmaron.