El fin de semana cultural comenzó ayer en Avilés con dos conciertos de música y el estreno de una obra de teatro. Jorge Pardo (una de las grandes figuras del jazz y el flamenco en España) y el guitarrista Armando Orbón ofrecieron un concierto en Santacecilia bajo el título "En la esencia de los estilos". La presencia de ambos sobre el escenario del local de la calle Galiana dejó claro cómo es posible combinar estilos aparentemente dispares y obtener resultados sonoros satisfactorios. El repertorio del recital incluyó recreaciones de canciones populares de Federico García Lorca y Manuel de Falla, así como música de Celso Machado, Héctor Villalobos o Astor Piazzolla.
Con otro registro muy distinto, la velada en el Club del Centro Niemeyer estuvo centrada en nuevas dimensiones de la música generadas por sintetizadores, secuenciadores, samplers, guitarras, violín, rythmn computer, instrumentos y controladores de diseño y fabricación propia. La noche de los sintetizadores ofreció un paisaje de sonidos electrónicos que transportan a un universo musical iluminado por imágenes sincronizadas con la música.
Y de la música al teatro, que ayer ocupó igualmente un lugar de honor en la programación cultural de la ciudad. El teatro Palacio Valdés acogió la puesta en escena de "Mi defecto o arrancaré flores al desierto", a cargo de Encuentro Teatro. Bajo la dirección e interpretación de Borja Roces, la obra, sucesora de "Pequeño defecto de fábrica", refleja un pulso con las imperfecciones. De hecho, "Mi defecto o arrancaré flores al desierto", supone, según señaló el propio Roces, "un pulso conmigo mismo, con mi fragilidad, con mi debilidad y con mi imperfección".
La pieza, que el pasado mes de marzo se presentó ante el público gijonés desde el escenario del teatro Jovellanos, recibió recientemente el reconocimiento de los Premios "Oh!" 2018 al obtener el galardón al mejor intérprete masculino y a la mejor autoría o coreografía.