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Avilés implantará a partir de mayo un protocolo para prevenir los suicidios

"Se trata de un problema de salud pública de primer orden", asegura el responsable de pilotar el proyecto, el doctor Juan José Martínez Jambrina

Juan José Martínez Jambrina. RICARDO SOLÍS

"Se trata de un problema de salud pública de primer orden y como tal debemos abordarlo. Ya no podemos seguir mirando para otro lado, ni los profesionales sanitarios ni la sociedad en general". Con estas palabras, el responsable del servicio de Salud Mental del área sanitaria de Avilés, el doctor Juan José Martínez Jambrina, justifica la necesidad de implantar a partir de mediados del próximo mes de mayo un protocolo de prevención y seguimiento de los suicidios, un proyecto que involucrará a todos los profesionales de la salud de la comarca, tanto a los del hospital San Agustín como a los que trabajan en centros de primaria.

De la magnitud del "problema de salud pública" al que se refiere Martínez Jambrina hablan a las claras los números. La cifra de quienes se quitaron voluntariamente la vida mantiene una tendencia ascendente en España desde hace décadas -ya roza las cuatro mil personas por año- y ya duplica el número de víctimas fallecidas en accidente de tráfico. Asturias va a la cabeza de esa negra estadística en tasa por diez mil habitantes junto con Galicia, y dentro del Principado, la comarca avilesina es un "punto negro".

El protocolo antisuicidios a implantar en el área sanitaria es idéntico al que funciona en Oviedo y la Cuenca del Nalón y que paulatinamente se extenderá a toda Asturias. El doctor Jambrina adelanta que en unos quince días comenzará la formación del personal sanitario, médicos y enfermería. Por la experiencia acumulada en Oviedo y Langreo, el psiquiatra que pilotará la puesta en marcha del protocolo espera una adhesión ilusionada de sus colegas a los objetivos marcados: familiarizarse con los pasos a seguir en caso de sospechar que un paciente es proclive a ejecutar conductas suicidas, adquirir conciencia del problema y comprometerse a contener el crecimiento del fenómeno: "Somos realistas, ni mucho menos vamos a plantear utopías como el 'cero suicidios' ni aspiramos a reducir a corto plazo el número de suicidios. De momento nos conformamos con frenar la escalada del número de casos".

La primera fase del protocolo servirá para instruir a los profesionales sanitarios en la realización de entrevistas clínicas -"la herramienta de oro en la detección de un suicida en potencia"- y en función del resultado de la misma, el personal será aleccionado sobre qué hacer: remitir al paciente a Urgencias o derivarlo al servicio especializado de Salud Mental. En ambos escenarios, el protocolo establece como novedad un exhaustivo seguimiento de caso. El tratamiento médico de los suicidas, conforme a las pautas actuales, consiste en actuar sobre la enfermedad de base que motiva la conducta autodestructiva. Y a no muy largo plazo, Martínez Jambrina, confía en que nuevos y más potentes medicamentos antidepresivos a punto de salir al mercado se conviertan en eficaces aliados de los psiquiatras.

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