C. G. MENÉNDEZ

"Tenemos que conocer los lugares donde crecimos y aprendimos", señala Luisa Sánchez Castellanos, titulada en el Máster de Interpretación Solista del Centro Superior Katarina Gurska, en Madrid, con un trabajo sobre el Conservatorio municipal Julián Orbón y la influencia de los virtuosos de Moscú. Esta joven violinista avilesina, que actualmente completa los estudios en el Conservatorio de Bruselas, dedicó un año a ahondar en la historia del centro educativo musical en el que se formó durante diez años antes de acudir al Conservatorio Superior Eduardo Martínez Torner de Oviedo para trasladarse después a Madrid y, actualmente, residir en la capital belga.

Para la elaboración del trabajo, Luisa Sánchez Castellanos rebuscó en los archivos del centro educativo municipal, entrevistó a los profesores y también al antiguo director, José María Martínez. Del organista, compositor y director de orquesta dice que "tuvo que luchar mucho para conseguir que el Conservatorio saliera adelante y no se conformó con cualquier profesor para formar a los jóvenes". Su paso por el noble edificio de la calle Julia de la Riva le ha marcado para siempre. "Deja huella, es un sitio pequeño y con pocos alumnos, lo que hace que sea como una familia", indica.

Concluido el trabajo de investigación, la violinista considera que el prestigio que ha alcanzado el Conservatorio municipal tiene origen en uno de sus objetivos fundacionales: "Formar profesionales de la música y no realizar una educación musical complementaria". En aras de alcanzar esta meta, destaca la lucha emprendida por el Julián Orbón "para conseguir las calificaciones, la organización de la orquesta de alumnos, la creación de la Joven Orquesta Sinfónica Julián Orbón y la actuación pública permanente del alumnado mostrando sus capacidades". Asimismo, resalta la selección de los docentes. Para contar con un equipo educativo de calidad, dice, "es necesario tener un claustro de profesores compuesto por músicos con capacidad pedagógica, y el conservatorio de Avilés lo consiguió". Por último, ve "una ventaja" la dependencia municipal del Conservatorio "al ser una administración muy cercana".

Además del Julián Orbón, Luisa Sánchez centró la atención del trabajo fin de máster en Los virtuosos de Moscú, orquesta de cámara formada por el violinista Vladimir Spivakov en 1979. Su consolidación, apunta la estudiosa de esta formación, "se produjo a base de un intenso trabajo con cada uno de los músicos brillantes en su instrumento y formando un solo instrumento entre todos los intérpretes". Durante meses, la violinista hizo un seguimiento de la trayectoria del grupo orquestal hasta su asentamiento en España, impulsado por Luis Gómez-Acebo, duque de Badajoz, que puso en contacto a Spivakov con la Fundación Príncipe de Asturias.

Así, en 1990 llegaban al país los 27 componentes de los virtuosos y seis profesores de conservatorios de Moscú para crear una cultura musical de gran nivel en Asturias y en España y poner en marcha en el Principado una Escuela Superior Internacional de Música de prestigio, inspirada en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú y donde los músicos desempeñarían un papel relevante. Pero este proyecto no se llevó a cabo y, tras unos años de conciertos y giras por todo el mundo, la formación abandonó el territorio español, si bien algunos integrantes decidieron permanecer en la región para integrarse en diferentes orquestas asturianas y conservatorios.

Al claustro del Julián Orbón se incorporaron Alexander Osokin (chelista) y Lev Chistyakov (violinista), ambos ya jubilados aunque aún estrechamente vinculados con el centro docente. El segundo fue profesor de Luisa Sánchez durante diez años. De ambos profesionales, la joven destaca la dedicación e interés que han mostrado en todo momento hacia los alumnos. "Son muy estrictos y se preocupan mucho para que mejoren y salgan adelante", matiza, al tiempo que explicar los motivos que le han llevado a destacar la labor que han realizado.

"Quise darles importancia porque han sido muy relevantes en la educación musical de la ciudad; incluso hasta Avilés ha llegado gente de otros puntos de España para estudiar con ellos", manifiesta para, seguidamente, echar la mirada atrás y recordar sus primeros pasos en el vetusto palacio de Balsera, cuando sólo contaba cinco años de edad. En ese momento iniciaba una carrera cuyos estudios reconoce "no tienen fin". "Nunca dejamos de estudiar porque nunca nos vemos suficientemente preparados", indica.

Precisamente con el objetivo de dar un paso adelante en el proceso formativo emprendió rumbo a Bruselas el pasado mes de septiembre. "Quería probarme a mi misma, ver mi nivel y salir de la zona de confort", comenta Sánchez Castellanos. Superó la prueba de acceso sin dificultad y rodeada de alumnos con mucho nivel, dice, mejora el suyo poco a poco. "En el Conservatorio hay un ambiente muy internacional y muy buenos músicos que no van en absoluto de divos", concluye Luisa Sánchez Castellanos, que estos días regresó a su tierra natal para disfrutar de unos días de descanso. Y, por supuesto, para darse una vuelta por el Conservatorio.