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Los permisos para acceder en coche al casco histórico se duplicaron en una década

La peatonalización del corazón de la ciudad "potenció el comercio, la actividad económica y la hostelería", sostiene el concejal Raúl Marquínez

Una furgoneta de Correos accede al casco histórico por la Cuesta de la Molinera. MARA VILLAMUZA

El casco histórico avilesino vivió, hace una década, una nueva revolución tras la peatonalización: la instalación de controles de acceso -bolardos- para minorar la presencia de vehículos y dar un mayor protagonismo a los viandantes. "Sirvió para potenciar el valor del casco histórico y colaboró a su mantenimiento", destaca Raúl Marquínez, concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Avilés. El sistema generó "ciertas reticencias" por lo que implicaba, sobre todo para ciertos colectivos, pero el resultado fue muy positivo, a juicio del gobierno local. "Potenció el comercio, la actividad económica y la hostelería y redundó en un beneficio para los ciudadanos al tener la zona acotada. La idea fundamental era sacar los vehículos, ganar espacio para los peatones y reducir los elementos nocivos de contaminación acústica y polución. Y creemos que se ha conseguido. Fue una medida pensada y meditada", valora Marquínez.

En el primer año de la entrada en funcionamiento del sistema de bolardos(ambulancias, policía, funerarias, grandes discapacitados, cargas y descargas especiales...); a fecha de abril de 2018 eran de 6.129, el doble. De ellas, 2.483 son de residentes, 1.347 de personas que tienen garajes en la Villa y Sabugo, 1.402 de servicios especiales, 775 de comerciantes y 122 de segundas viviendas. "Ese aumento en el número de permisos se puede deber al incremento de la actividad comercial y a que ha crecido el número de vecinos que residen en esas zonas por la rehabilitación de viviendas. La media de accesos diarios es de 2.600", explicó el concejal de Tráfico. Los usuarios tienen permiso para estacionar en la zona acotada por un máximo de veinte minutos, excepto aquellos que cuenten con garaje.

Respecto a los vehículos de carga y descarga, la normativa impide el acceso a los que pesan más de ocho toneladas. Esa limitación en el peso de los transportes pesados ha permitido también un mejor mantenimiento del casco histórico, ya que se generan menos desperfectos.

El próximo año concluye la vigencia del contrato que el Ayuntamiento de Avilés firmó con Telvent para la puesta en servicio tanto del sistema de acceso al casco histórico como la instalación de cámaras de vigilancia en diferentes puntos de la ciudad. "Toca su revisión y ya se está trabajando en el pliego de condiciones porque es un contrato potente y muy complejo. Lo están realizando desde la Policía Local", apuntó Raúl Marquínez.

No sé prevén grandes modificaciones respecto a lo que ya hay. Por ejemplo, una de las cuestiones que está regulada es el horario de la carga y descarga comercial, que es de lunes a viernes de 8.00 a 11.00 y de 15.00 a 17.00 horas, y los sábados, de 8.00 a 11.00 horas. "Mantuvimos conversaciones con la Ucayc y con la Cámara de Comercio y hemos constatado que no hace falta ampliar ese horario ni las zonas de carga y descarga", comentó el concejal socialista. Tampoco se prevé que se acoten nueva zonas en la ciudad con bolardos.

El acceso a la zona peatonal cuenta con once puntos de entradas y otros quince puertas de salida. Las entradas están controladas por cámaras y todos tienen interfonos para ponerse en contacto con el centro de control de tráfico, que está en las dependencias de la Policía Local. Durante los años que lleva en vigencia ese sistema no se han producido grandes incidencias, según Marquínez.

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