"Ya no puedo más". Ésas fueron las últimas palabras antes de morir de José Ramón Pérez Saiz, Campino, a su amigo Antonio González, cuando intentaba sacarle del mar con una cuerda junto a la zona de acceso prohibido del espigón de San Juan de Nieva, donde el pasado mes de enero también falleció engullida por las olas la atleta Élida Fernández. El corverano, de 63 años, se encontraba pescando cuando resbaló y se precipitó al agua poco después de las siete y media de la tarde. Ninguno de los presentes pudo hacer nada por salvar su vida.

"Estábamos pescando antes del espigón y llegó una pareja diciendo que un hombre se había caído al mar. Corrí y, con una cuerda a la que en principio se agarró, intenté sacarle. Le dije que no viniera hacia los bloques de hormigón que nadara hacia la playa, pero el mar se lo llevó", explicaba en estado de shock el pescador avilesino Antonio González, junto al coche que un rato antes había aparcado Campino en la barra de la ría.

José Ramón Pérez Saiz vivía en Los Campos (Corvera), estaba casado y tenía un hijo. Era prejubilado de Saint- Gobain Cristalería, empresa en la que comenzó a trabajar en mayo de 1977 y en la que también está empleado su hijo. Durante su vida laboral, fue militante del sindicato Comisiones Obreras.

El grupo de rescate de Bomberos del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), a bordo de un helicóptero medicalizado, fue el que sacó el cuerpo sin vida del pescador, que se encontraba flotando, boca abajo, a unos 150 metros del espigón. Tras el rescate, el helicóptero tomó tierra en el espigón, donde el médico rescatador confirmó el fallecimiento de José Ramón Pérez. Previamente, una dotación de bomberos del parque de Avilés balizó y aseguró la zona para que la aeronave pudiese tomar tierra con seguridad. Tras el levantamiento del cadáver por el juez de guardia, los restos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Asturias, en Oviedo, para la autopsia.

Además del SEPA, se personaron en la zona, propiedad de la Autoridad Portuaria de Avilés, agentes de la Guardia Civil, la Policía Local de Castrillón y de la Policía del Puerto. El espigón de la zona oriental de la playa de San Juan de Nieva tiene una longitud de unos 400 metros. El acceso está prohibido y una cadena y un cartel cortan el paso. Hace dos años, se realizaron trabajos de restauración del dique, dañado por los temporales. "Está más peligroso desde que lo arreglaron, antes pasaba el agua por debajo pero ahora salta aunque la mar no esté muy brava y es un verdadero peligro", comentaban ayer los pescadores.

La atleta Élida Fernández murió el 6 de enero cuando entrenaba para un maratón. "Unos días después tuve que rescatar a un turista que hacia fotos y la mar lo tiró al suelo", explicaba otro pescador. Otra imprudencia se cobró ayer de nuevo una vida.