"¡No la vi venir, no la vi venir! ¡Ay Dios mío, ¿qué he hecho?!" Según varias personas presentes en el lugar, así exclamaba, desolado, el joven de 19 años que el lunes terminó con la vida de la avilesina María Cándida Carvalho Barros en la calle Sabino Álvarez Gendín, a la altura del número 15, en el barrio de La Magdalena. El conductor, que dio positivo en THC (marihuana) y opiáceos, se mostró "terriblemente abatido", según comentaron testigos del suceso.

"Es que, cuando la quise ver, la tenía encima del coche", alcanzó a balbucear D. E. G., también vecino de Avilés, poco después de las 19.50 horas, cuando se produjo el atropello. En contra de lo comunicado por la Policía Local en un primer momento -que al conductor se le había imputado un delito contra la seguridad vial-, el Cuerpo aclaró ayer que, a expensas de lo que determine en vía penal el juez cuando D. E. G. pase a su disposición, lo que se ha abierto es un expediente por la comisión de una falta administrativa (la conducción de un vehículo con presencia de droga en el organismo), sancionable con mil euros y la retirada de seis puntos del carné.

La diferencia entre el delito contra la seguridad vial y la falta administrativa cuando el test de drogas da positivo estriba en que para que se dé el primero los agentes intervinientes deben apreciar en el conductor indicios de que las drogas afectan a la conducción (pupilas dilatadas, sequedad ocular, inhibición o desinhibición, habla pastosa...). No era el caso del conductor implicado en el atropello de La Magdalena, que no obstante, será sancionado por la vía administrativa.

De todas formas, la situación judicial de D. E. G., según fuentes policiales, estaba ligada a la supervivencia de la víctima. La investigación se encuentra abierta y es necesario determinar si la mujer cruzó o no por el paso de cebra que comunica las calles Álvarez Gendín y San José Artesano, la velocidad a la que circulaba el coche, si el mismo frenó para evitar el atropello y hasta qué punto el sol pudo deslumbrar al conductor, cuestión que D. E. G. expuso en su defensa como posible justificación de no haber visto a la mujer a tiempo de evitar atropellarla. Para poder presentar un informe completo al juez sobre estos detalles, una patrulla de la Policía Local de Avilés recreó ayer in situ y a la misma hora en que ocurrió el fatal accidente las circunstancias de éste.

El lugar donde resultó mortalmente herida María Cándida Carvalho Barros es un paso de peatones señalizado vertical y horizontalmente; el conductor circulaba por la calle de Sabino Álvarez Gendín en sentido a la calle de Leopoldo Alas y la mujer, procedente de la calle San José Artesano, caminaba hacia la calle Valdés Salas. En los instantes previos al atropello, D. E. G. condujo por un tramo limitado a 40 kilómetros por hora que se va empinando, con vehículos aparcados en línea y que corona justamente en el punto donde está pintado el fatídico paso de cebra. La visibilidad hacia la derecha de ese paso de peatones, por donde presumiblemente asomó la mujer, es menor que hacia la izquierda y está reducida por la presencia de los coches aparcados.