Una bolsa de plástico tiene una vida útil de 15 minutos, según los ecologistas. Sin embargo, tarda en descomponerse más de veinte años en el mar, y más tiempo aún en tierra. De bolsas de plástico, ecologismo, comercio y consumidores hablaron ayer representantes de diversos sectores en una mesa redonda impulsada por el grupo de ornitología Mavea y la Asociación La Serrana en conmemoración del Día mundial del medio ambiente. En representación del primer colectivo, David Díaz ofreció datos escalofriantes relacionados con el plástico: desde 1950, que es cuando empezó a despuntar el material, se han producido en el mundo más de 8.000 millones de toneladas de todo tipo, la mitad en los últimos trece años. De esta producción, solo se recicla el nueve por ciento. Y Asturias, concretamente, va a la cola: "El 90 por ciento de los residuos son reciclables, pero en Asturias el 86 por ciento va a un vertedero", aclaró. Analizó también cómo a un producto tan duradero como el plástico se le da una vida útil de pocos minutos. "Es un sin sentido", dijo.

De las bolsas de plástico habló también José Antonio Álvarez, presidente de la Unión de Comerciantes (Ucayc), que lamentó que deban ser los comerciantes los encargados de educar a los clientes en lo que afecta al cobro obligatorio de las bolsas de plástico. "Hace falta una campaña que explique al comprador por qué se va a hacer esto", manifestó en alusión a la última decisión gubernamental contra la contaminación. El Gobierno ha puesto fin a las bolsas de plástico ligeras que todavía se entregan de forma gratuita en numerosos comercios, por tratarse de un envase muy dañino desde el punto de vista ambiental por su baja reutilización y porque se dispersan como basura fácilmente debido a su reducido peso. Los consumidores tendrán que pagar a partir del próximo 1 de julio por cada bolsa de plástico que reciban, incluso las de menor gramaje. En 2021 solo estarán permitidas las fabricadas con material compostable.

Álvarez manifestó, a su vez, que el "mar de plásticos" existente no es únicamente culpa de los comerciantes. "Falta educación ambiental", dijo. En la mesa redonda participó también Dacio Alonso, de la Unión de Consumidores, que habló de una sociedad debilitada y de un "modelo de abundancia basado en el usar y tirar".

Diego Bárcenas, de Ecologistas en Acción, explicó por qué este año su agrupación concedió el premio "Atila" a Ecoembes. El galardón "premia" las conductas más destacadas del año por su contribución a la destrucción del medio ambiente. Lucía Montero, de Granel Gijón, presentó por su parte su negocio, ideado para promover la compra responsable, el consumo sostenible y la reducción de residuos a través de la venta de alimentación ecológica y de proximidad. Y todo sin plástico.