"Tenía que saber que no podía hacer lo que hizo, no sé por qué paró el camión para limpiarlo y la lió". Así se eximió ayer de responsabilidades J. L. O., el dirigente de una cantera de Soto del Barco en la que un empleado resultó gravemente herido en 2007 por un accidente. La víctima, Francisco González Coro, que falleció en 2014 tras 26 operaciones quirúrgicas, se hallaba limpiando las bisagras del dúmper que pilotaba cuando se cerraron. Como consecuencia, le tuvieron que amputar una pierna. Todo después de que un palista, J. A. S., también sentado en el banquillo de los acusados ayer, diera para atrás con su vehículo. J. L. O. afronta entre dos años y medio y tres de cárcel por un presunto delito contra la seguridad de los trabajadores. La defensa del acusado pide la absolución.

La sesión comenzó con retraso después de que Fiscalía y la acusación particular pidieran su suspensión dada la ausencia justificada del inspector de trabajo que elaboró el informe del accidente. J. L. O. se defendió a preguntas del Ministerio Fiscal y de la acusación particular sobre la ausencia de las disposiciones de seguridad en la empresa. "No fueron creadas con posterioridad, ya estaban hechas... el jefe de personal era el encargado de pasarlas a Jefatura de Minas, siempre confié en el jefe de personal", señaló el acusado, que también defendió que las labores de mantenimiento "no se hacían en ese área de trabajo".

Buena parte de la sesión celebrada en el Juzgado de lo Penal número 2 de Avilés se centró en las medidas internas de seguridad de la cantera ubicada en el Alto del Praviano. "¿La existencia o no de disposiciones de seguridad hubiera evitado el accidente?", preguntó una abogada de la defensa al acusado, que respondió que "no", alegando que el trabajador herido era conocedor de la labor desempeñada y que ese no era el lugar para desarrollarla. "En ningún momento, esa zona se utilizaba para estacionar y limpiar la caja -una operación que se ha de hacer cada dos o tres viajes-", insistió el responsable de la empresa.

El palista, por su parte, declaró como responsable civil directo. En ese momento, aclaró, solo estaba en la zona de descargas él y el conductor del dúmper. También dijo que ambos habían recibido las indicaciones pertinentes para el desempeño de su trabajo.

Tras el grave accidente, tanto los testigos que ayer prestaron declaración como los acusados relataron que hubo una reconstrucción de los hechos. A tenor de sus testimonios, un responsable de la dirección general de Minas, que acudió ese día, dejó claro que los trabajadores no habían realizado examen alguno para manejar esos vehículos.

El encargado de obra, por su parte, declaró que los empleados se comunican con diversas señales, tanto acústicas como luminosas, y señaló que el lugar utilizado para las labores de mantenimiento en la empresa no es donde ocurrió el accidente. "Coro sabía sus funciones laborales", señaló el encargado de la obra.

En la primera vista del juicio también se trató de aclarar si los trabajadores contaban con la formación adecuada para conducir las máquinas o si la víctima falleció como consecuencia del accidente, que derivó en la amputación de una pierna. Un médico, que declaró como testigo, lo tiene claro. "Hay una clara relación de causalidad entre el accidente y el fallecimiento, la amputación y la muerte. Es la muerte diferida más larga que he visto en mi vida", aseguró.

La segunda y última vista, en la que declararán más testigos, ha sido fijada para las 09.45 horas del próximo día 18 de junio en los juzgados de la calle Marcos del Torniello.