Daniel y Elena García Becerril, los dos hijos de José Luis García Arias que en alianza con su madre, Isabel Becerril Santos, descabalgaron a José Luis García Arias -su padre y marido, respectivamente- de la administración del Grupo Melca en la primavera de 2016 declararon ayer en la segunda sesión de un juicio celebrado en Gijón que su progenitor les coaccionó para que firmasen un documento que alteraba ficticiamente la composición accionarial del holding. Ambos también afirmaron que su padre, presente como espectador en la sala, jamás les consultaba o informaba de las decisiones que tomaba y que su proceder siempre fue "unilateral", despreciando la opinión del resto de los accionistas, todos miembros de la familia del patriarca.

El hijo varón de García Arias rebelado contra el padre detalló que, en su caso, las presuntas coacciones recibidas fueron telefónicas: "Llamadas continuadas y en tono de presión para que firmase; desde luego no me lo pedía por favor, y en el caso de mi hermana llegó a realizar coacciones de tipo económico. Acabé firmando lo que quería para tener la fiesta en paz".

Elena García Berrocal también declaró haber sido víctima de coacciones paternas en los meses previos al cambio forzado por una parte de la familia -ella incluida- en la dirección ejecutiva de Melca: "Mi padre me advirtió de que si no firmaba tendría consecuencias, que lo pasaría mal". ¿Qué tipo de consecuencias?, inquirió el abogado que representa a José Luis García Arias, Javier Hernando Mendívil: "Echarme del trabajo, amargarme la vida... Cosas malas", respondió la testigo. Sea como fuere, ese pretendido esquema de reparto igualitario de acciones nunca prosperó a efectos registrales y hasta tres sentencias lo dieron por incierto.

El documento de marras que José Luis García Arias habría obligado a firmar a sus hijos Daniel y Elena tendría como propósito alterar la composición accionarial del Grupo Melca dando la misma participación (un 11,1433%) a cada uno de los hermanos, que originalmente se repartían acciones a razón de un 19,95% Elena García Becerril, un 7,81% Miguel (el hijo que se mantiene fiel a su padre en este culebrón familiar con repercusiones empresariales) y un 5,67% Daniel. De ese modo, según las cábalas del fundador de Melca, quizás hubiera quedado abortado el golpe de mano que le hizo perder el control de su holding.

Tras las declaraciones de los hijos de José Luis García Arias, tomaron la palabra en la sala de vistas del Mercantil de Gijón los peritos contables para tratar de arrojar luz sobre uno de los motivos de la impugnación que presentaron el fundador y su hijo Miguel García Becerril: la presunta ilegalidad de las cuentas aprobadas en la junta general de Cartera de Inversiones Melca en liquidación celebrada el 22 de noviembre de 2016, ya con los nuevos administradores al frente de la nave. Así mismo, está impugnada la propia junta y sus acuerdos, asunto del que se trató en una vista previa.

Los peritos de parte presentaron informes contradictorios: según los del Grupo Melca, las cuentas reflejan la imagen fiel de la sociedad -cuestión que avaló también el auditor que las fiscalizó-; según el experto contable que informó a iniciativa de José Luis García Arias, las cuentas "no cumplen en absoluto con el marco normativo" y adolecen de "abundante falta de información sobre la marcha del proceso de liquidación (del Grupo Melca)". Un perito judicial independiente expresó una serie de opiniones igualmente críticas con la calidad informativa de las cuentas, si bien habrá de ser el juez quien determine de qué lado está la razón.