El alumnado adulto de la Escuela de Cerámica celebra mañana la Fiesta de fin de curso con la tradicional cocción de "rakú". Se trata de un proceso cerámico de origen coreano cuyas piezas son utilizadas en la ceremonia del té

Los trabajos de preparación de la cerámica tendrán lugar entre las 8.30 y las 13.00 horas, en las instalaciones de la Factoría Cultural. Asimismo, a las 14.00 horas se procederá a la entrega de los diplomas a los participantes en los diferentes talleres impartidos, para a continuación celebrar una fiesta de confraternización.

Recibirán los diplomas los alumnos y alumnas de los cursos de iniciación, así como aquellos que continuaron su formación en los de "Forma y Superficie", "Avanzado técnico-artístico de la cerámica" y "Cerámica contemporánea: concepto y estéticas", que han dado lugar a una amplia diversidad de expresiones artísticas.

Este año, los cursos de la Factoría han tenido una asistencia de 74 alumnos adultos (en los talleres de cerámica) y de 271 niñas y niños en sus diferentes itinerarios formativos (cerámica, pintura, teatro, música, fotografía...); de estos últimos, 60 han participado en los de cerámica.

Uno de los actos centrales de la fiesta es la realización por los propios alumnos de las piezas de cerámica de rakú, una actividad que se ha convertido en tradicional, y que deja como fruto piezas muy vistosas, siempre únicas.

Asimismo, continúa abierta la exposición de los trabajos realizados durante el curso por los propios alumnos de la Escuela de Cerámica. Esta muestra se podrá contemplar hasta el jueves 28 de junio.

Cerámica rakú

Se trata de una técnica tradicional oriental propia del ritual del té, mediante un proceso espectacular. Las piezas bizcochadas se llevan a un horno de gas a 900 grados centígrados aproximadamente. Cuando los esmaltes alcanzan su punto de cocimiento se sacan, en estado de incandescencia y se depositan cuidadosamente, con la ayuda de pinzas de hierro, en un recipiente lleno de viruta de madera. El contacto con este medio incendia la viruta, las hojas o el papel y se genera una enorme cantidad de humo que penetra en la pieza y entra a ser parte de ella. Los esmaltes (óxidos) con que han sido pintadas las piezas proporcionan una parte del oxígeno para esta combustión, convirtiéndose (reduciéndose) así en metal puro, lo cual le da la apariencia característica a esta cerámica.

Tras varios minutos, el proceso químico se fija bajando bruscamente la temperatura con agua. Se obtienen al final tonalidades, texturas, matices y colores fascinantes y nunca iguales de una pieza a otra, que pueden ser desde rojos metalizados hasta craquelados, nacarados y tornasoles característicos de esta técnica.

En la pasada edición se cocieron 200 piezas mediante esta técnica tradicional oriental.