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Las curvas de la cúpula obligan a colgar los cuadros "del aire"

Los lienzos lucen atornillados a cristales y sobre caballetes inspirados por Lina Bo Bardi

Un Sorolla y, en el suelo, los caballetes de cristal. R. SOLÍS

La exposición "Pedro Masaveu. Pasión de Sorolla" junta 58 obras del pintor impresionista valenciano por excelencia. Y lo hace en la cúpula del Niemeyer, un espacio curvo tan difícil para acoger muestras artísticas que los propietarios de los cuadros que desde ayer exhibe el complejo cultural avilesino tuvieron que idear un proyecto expositivo innovador: los "cavaletes de cristal" inspirados por la arquitecta brasileña Lina Bo Bardi, la creadora del Museo de Arte Contemporáneo de Sâo Paulo.

Estos "cavaletes de cristal" tienen una base de cemento (de la Corporación Masaveu) y de madera de roble. Sobre ellos se instalan dos cristales, la base a la que se atornillan los bastidores de los cuadros de Sorolla. Esta solución museística produce la sensación de que los cuadros están suspendidos en el aire.

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