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Daniel Alonso convierte la chatarra en arte en su tallerón eólico de la ría

El empresario ha visto el potencial decorativo de los recortes de chapa y los usa como barandillas

Una de las barandillas construidas con recortes de chapa. MARA VILLAMUZA

Los recortes de chapa gruesa que hasta hace unos meses iban al contenedor de la chatarra en el tallerón que ha montado el empresario Daniel Alonso en la antigua nave de Laminación de Ensidesa son ahora piezas artísticas que se usan para construir barandillas o vallas que lo mismo cierran fincas que el perímetro del club deportivo Espartal de Salinas.

El privilegiado "ojo" de Daniel Alonso ha vuelto a quedar da manifiesto para pasmo de quienes visitan la nave de Windar Renovables, que es la empresa que utiliza como taller la vieja laminación siderúrgica: el alero que sobresale de la segunda planta y "vuela" sobre el piso del taller donde se construyen mastodónticas piezas para el sector eólico está rematado por una barandilla que, a primera vista, semeja un caprichoso mosaico con figuras geométricas que se repiten de forma armoniosa.

Podría pensarse que la original balconada es obra de un escultor pero nada más lejos de la realidad: se trata de lo que queda de las grandes chapas de acero tras ser recortadas con ayuda de grandes sopletes guiados por láser las piezas a medida que luego se usan para armar los ingenios eólicos. Los patrones repetidos y el capricho geométrico que percibe el espectador es consecuencia de diseño milimétrico que realizan los operadores para aprovechar al máximo el material de cada una de las planchas. Sí, la calderería también es un arte.

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