El lenguaje universal que es la música está ayudando a José Antonio Huerta, "Tono", con autismo, a relacionarse con el mundo que le rodea. Hace un año y medio, este corverano ingresó en la Escuela de Música del concejo y con el profesor Juan José Díaz Guerrero empezó a entender de otra manera algo que ya le apasionaba desde pequeño: la música. "Me gustan la música y los coches", afirma Tono antes de comenzar a tocar la batería.
Su madre, Geli Menéndez, había notado hace mucho tiempo que Tono, que este mes cumplirá 43 años, hacía ritmos en la mesa y adoraba la música. Por eso no le extraña la pasión que ahora ha encontrado en la percusión. Además de la batería, toca el tambor y sorprende a propios y extraños con su talento. "Tiene algo innato. No podemos trabajar con partituras, pero aprende un ritmo y ya no se le olvida. A veces me deja pasmado con las cosas que consigue", comenta Juan José Díaz. A Tono le encanta el folk y por ahí el profesor ha encontrado un filón para trabajar con él: "Le encanta todo lo que tenga gaita; tenemos quemada la discografía de Tejedor". Tono también lo tiene claro: "Prefiero la gaita y Manolo García". El "Pericote" es la primera canción que aprendió y una de las que le ayuda a conectar con la batería en las clases que realiza en el centro social de Las Vegas.
Su madre explica que Tono es muy activo: las mañanas las pasa en el Centro de Apoyo a la Integración FASAD de Villalegre y por las tardes nada y ensaya percusión en el centro social de Las Vegas con la Escuela de Música, entre otras actividades. "Tono nació en 1975 y en aquella época no fue nada fácil. Intentamos que hiciera actividades que le ayudaran a integrarse, a ser feliz, pero no funcionaba porque había muy poco conocimiento sobre el trastorno y la discapacidad en general. No lo querían en las actividades; fue una lucha constante". Menéndez señala que incluso entre los médicos había cierto desconocimiento: "Cuando era un bebé yo ya le notaba algo, pero me decían que era normal, que cada niño crecía a un ritmo. No fue hasta los tres años cuando le diagnosticaron un retraso madurativo con rasgos de autismo y pudimos entender qué pasaba".
La música es una aliada en el camino para la integración de Tono. Y es que Tono empezó a trabajar con Juan José Díaz en octubre de 2016, pero las notas y los ritmos le han acompañado toda la vida. "Desde pequeño siempre le ha gustado. Tiene una cantidad ingente de música en casa. Por el trastorno, lee lo básico, pero le pides una canción de Bustamante o de cualquier cantante que se te ocurra y va directamente a por el disco", explica su madre. Por eso, Geli Menéndez está muy contenta de que la Escuela de Música se haya cruzado en sus caminos. "Como dice su profesor, la música iguala a todos, no hay nada más inclusivo, es igual un albañil que un ingeniero, un alto que un bajo. Además, en la Escuela hemos encontrado gente maravillosa, empezando por su profesor", explica la madre.
Geli Menéndez afirma que Tono ha encontrado en "Juanjo", además de un profesor, un amigo: "Sin que el profesor tenga ninguna preparación especial para poder afrontar el trato con una persona autista de 42 años, se entienden a la perfección. Yo creo que es cuestión de empatía, de sensibilidad, de respeto y de cariño".
No es de extrañar, por tanto, que Juan José Díaz no solo trabaje con Tono, también lo hace con otros tres alumnos con distintas discapacidades y trastornos. "Creo que tengo un punto de locura que me da la música que me hace contactar con su lado más sociable. En las clases nos reímos tanto como tocamos", sentencia el profesor, que confiesa que suele mantener conversaciones "surrealistas" con su pupilo Tono: "Nos lo pasamos muy bien los dos y por eso creo que le encanta venir a las clases".
