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ÓSCAR CHIVA | Profesor del departamento de Educación de la Universidad Jaime I de Castellón, participa en un congreso en Avilés

"Aprender mediante actividades que ayudan a la sociedad mejora la formación de los alumnos"

"Los universitarios de Castellón más implicados en el modelo de formación a través del servicio social se enrolan en alguna ONG"

Óscar Chiva, en el Centro del Profesorado de Avilés. RICARDO SOLÍS

Óscar Chiva, profesor del departamento de Educación de la Universidad Jaime I de Castellón, impartió ayer la última ponencia del XI Congreso Internacional de Actividades Físicas Cooperativas que se desarrolló en el Centro del Profesorado de Avilés con la asistencia de 260 participantes de todo el territorio nacional. El especialista en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte centró la atención en una nueva propuesta educativa que combina en un solo proyecto el proceso de aprendizaje con el de servicio a la comunidad.

- ¿En qué consiste este método pedagógico llamado Aprendizaje Servicio ?

-Esta estrategia metodológica pone el proceso de enseñanza aprendizaje sobre el foco de una necesidad social, de manera que se trabaja una asignatura, en nuestro caso de Educación Física, intentando satisfacer dicha exigencia o luchar contra esa injusticia; es decir, el alumnado aprende los contenidos de la materia teniendo como objetivo último combatir una injusticia o cubrir la necesidad de un colectivo que requiere aquello vinculado con esa asignatura.

- ¿Cómo desarrollan esta estrategia en la Universidad de Castellón?

-En Magisterio, trabajamos con niños con diversidad funcional porque en Castellón no existe una oferta de actividades extra escolares con carácter lúdico o recreativo para ellos. En la Universidad intentamos que los estudiantes de Magisterio aprendan el curriculum del área de Educación Física a la vez que plantean estas actividades.

- ¿En qué espacios desarrollan los proyectos?

-Varía en función del proyecto; en algunos casos los alumnos acuden a los centros, entidades u organizaciones que trabajan con estos colectivos, aunque en el proyecto inicial las asociaciones (síndrome de Down, Asperger, Hiperactividad...) llevaban los niños a la universidad. A cada uno les dábamos unas invitaciones para que asistieran con un amigo o hermano y así fuera una actividad inclusiva. Por su parte, los alumnos diseñan y preparan unas sesiones y los sábados por la mañana las aplican con esos niños.

- ¿Qué efectos tienen estas actividades sobre los receptores?

-Los niños está muy contentos; cuando llegan al pabellón rápidamente sueltan la mano de los padres, que nos cuentan que el proyecto es importante para ellos desde el punto de vista afectivo y social, lo que alimenta a nuestros alumnos para seguir trabajando los sábados, fuera de las horas lectivas.

- ¿Y sobre la formación de los futuros maestros?

-Vemos que aprender mediante estas actividades aplicadas a la práctica mejora la formación de los estudiantes, mucho más que empollando un manual y haciendo un examen teórico ya que obtienen un aprendizaje más experiencial con el que son capaces de resolver situaciones.

- Estos y otros modelos pedagógicos están cambiando los patrones de la Educación Física. ¿Son bien recibidos por los alumnos?

-La respuesta no es igual para todos. Los futuros maestros lo reciben bien, aunque en principio les molesta un poco salir del horario lectivo, pero conforme avanzamos en la experiencia se sienten bien e incluso algunos acaban el proyecto y se enrolan en asociaciones y ONG. Por otra parte, apliqué programas similares con alumnos no universitarios, de acercamientos intergeneracionales con gente mayor, que también necesita hacer ejercicio. Los jóvenes de Bachiller preparaban sesiones para los mayores del barrio, que acudían al patio para tener una actividad física conjunta. Encontré algún choque con el alumnado, que se apuntaba a las actividades porque tenían buena condición física y esperaban que íbamos a hacer un test de rendimiento, cuando lo que se les pedía era usar la motricidad para incluir a determinados colectivos en la sociedad. Hubo gente que rechazó el modelo y decía que eso no era educación física.

- ¿Cree que los mayores necesitan más atención desde el ámbito del ejercicio físico?

-Si, la sociedad se olvida de ellos y de los centros de formación de personas adultas. En Castellón nos pidieron si podíamos acudir a estos centros para insuflar un poco de lo innovador que hacíamos porque la educación para estas personas se estaba quedando relegada. Detectamos que no tenían educación física y los mayores tienen cuerpo como el resto; no tienen que hacer el mismo ejercicio que los jóvenes, pero hay que pensar en el enfoque que necesitan, más saludable o socioafectivo. A partir de ahí intentamos llegar a las instituciones para remodelar su formación, que tiene muchas posibilidades.

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