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El alma de Cáritas en Cancienes

Julia Álvarez, "Corverana ejemplar", cofundó la entidad católica en la localidad y lleva décadas apoyando a los demás

Julia Álvarez. MARA VILLAMUZA

Julia Álvarez lleva años dedicando su tiempo a los vecinos del concejo que necesitan de su ayuda y eso le ha valido el galardón de "Corverana ejemplar", que promueve el Ayuntamiento. Nació en Miranda, pero a los diez años se fue a vivir a Cancienes. Cuando se casó, tras estudiar Bachillerato y peluquería, comenzó a ayudar en la Iglesia. "Limpiaba, ayudaba en la catequesis, en lo que podía. Empezamos a darnos cuenta de que hacía falta en Cancienes una ayuda como la de Cáritas y una compañera y yo se lo dijimos al párroco, don Custodio, que nos apoyó en todo", relata Álvarez.

Así, fundó y se involucró en el grupo Cáritas en Cancienes. "Estuve unos meses aprendiendo en Avilés lo que tenía que saber y luego empezamos. Era algo que hacía falta, porque a la gente que lo necesitaba le daba reparo pedir ayuda, pero con nosotras, que somos del pueblo, que nos conocemos, era más fácil", explica la mujer. Ahora, ha cambiado la cosa. "Con la llegada de don José, que lleva varias parroquias, decidimos crear la UPAP Trasona, que es un grupo que trabaja en Cancienes, Trasona, Solís y Los Campos, donde atendemos a la gente. De esta forma, tenemos más recursos, más herramientas para ayudar en más aspectos", sostiene.

Además de ayudar con comida y los vales para comprar en tiendas del concejo, proporcionan información sobre talleres o cursos, ayudan con papeleos y trámites, informan sobre ayudas... "Hay momentos duros y momentos muy bonitos. Cuando alguien llega y te dice que ha encontrado un trabajo no cabes en ti de alegría, porque lo sientes como tuyo", sentencia Julia Álvarez. Afirma que siempre han tenido trabajo, pero los años de crisis han sido especialmente duros. "Llegamos a no dar abasto, a sentirnos superados, pero sabemos también que hemos ayudado a mucha gente", sostiene.

No ha tenido una vida fácil. Con 13 años, su padre murió y su madre tuvo que buscar el sustento familiar en una época dura. "Mi padre trabajaba en Ensidesa y enseguida ayudaron a mi madre a encontrar trabajo, así que se puede decir que hasta tuvimos suerte", señala. Ese tiempo estuvo a caballo entre Avilés, de alquiler para estar cerca del puesto de la madre, y Cancienes, donde tenían la vivienda que su padre había conseguido a base de trabajo. La enfermedad de su marido, con tres hijos en común, fue otra dura prueba para Julia Álvarez. Por eso, quizás, ha entendido que la ayuda al prójimo es tan importante.

No "entiende" el galardón que le ha otorgado el Ayuntamiento. "Me hace ilusión, por supuesto, pero soy más bien discreta, no creo que tengan que reconocerme algo que creo que es necesario. Me gusta hablar con la gente, pero en estas cosas más públicas me siento fuera de lugar", explica. Como siempre busca el lado positivo, quiere aprovechar el tirón del premio para algo que considera importante: "Necesitamos gente joven que se involucre en la UPAP, de verdad que es algo muy bonito, muy gratificante. Siempre hay un rato para ayudar".

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