La plaza Álvarez Acebal, junto a la Casa de Cultura, es desde el miércoles el emplazamiento más concurrido de Avilés. Este ambiente multitudinario se debe a los cientos de visitantes que se han acercado a la edición del Celsius 232 de este año, procedentes tanto de los otros barrios de la ciudad como de otros lugares de España. Y es que, lejos de ser un pequeño festival celebrado en la tercera localidad de Asturias, el certamen cuenta con una programación tan atractiva que logra congregar a seguidores desde cientos de kilómetros a la redonda. Kilométricas también son las colas que se forman en busca del autor de alguna obra de reclamo. No en vano, ha contado hasta ahora con la presencia de escritores como Kameron Hurley, Blake Crouch, Dan Abnett o Corinne Duyvis. Y eso solo en los dos días que lleva en funcionamiento. "Es todo un éxito", coinciden aquellos que se acercan a visitarlo.

"Hemos venido otros años y es maravilloso", afirma orgullosa Alba Chaparro, una avilesina que se alegra de que su villa acoja un evento de tal magnitud. "Es un éxito por la literatura y por el cine que ofrece", añade Óscar Sánchez, uno de sus acompañantes.

El ruido de las ediciones anteriores ha dejado un eco que ha resonado en los rincones más diversos de internet. "Es el mejor festival de fantasía, terror y ciencia ficción del país", asegura sin vacilar Laura Soriano, que ha venido de la ciudad condal expresamente para el Celsius. Como ella, muchos jóvenes -y no tan jóvenes- han contactado a través de las redes sociales para formar grupos con los que asistir al evento completo. "Yo soy de Barcelona, pero hay gente que viene de Madrid, de Bilbao... Pasamos aquí cuatro días", asevera. Los más afortunados se alojan en casa de amigos o conocidos. Pero nadie se queda fuera ante este acontecimiento: los asistentes buscan pisos por internet, los alquilan y los comparten. Novatos y veteranos, asturianos y foráneos... todos colaboran entre sí en pos de sus intereses comunes, de sus aficiones y de sus experiencias, mucho más enriquecedoras si son compartidas. No hay espacio para la introversión en un lugar donde cada persona puede ser ella misma.