La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los vecinos, ante el fin de las fiestas de Santa Ana: "Sólo hay trabas"

Un grupo de luanquinos se organiza para evitar la desaparición de las celebraciones: "Es apremiante"

Asistentes a la procesión de las fiestas de Santa Ana en Luanco. M. V.

Las fiestas de Santiago y Santa Ana corren el riesgo de desaparecer del calendario de celebraciones de Luanco. El cansancio de los actuales organizadores, del Club Náutico, y la falta de colaboración pueden llevar al fin de una fiesta con mucha tradición y arraigo en la villa. "Los chavales estaban haciendo una labor encomiable, pero sólo encontraban trabas y críticas", explica Cuco Fernández, de la Asociación Avante. La fiesta se llevaba a cabo los días 25 y 26 de julio.

Sin una organización que se encargue de la celebración, algunos vecinos intentarán llevar adelante varios actos para que "no se quede un año sin celebrar". "Es apremiante evitar saltarnos un año de las fiestas, porque si las dejamos de hacer, caerán en el olvido", comenta Cuco Fernández. Por ello, "algunos que tenemos un gran arraigo con esta fiesta vamos a tirar de ella este año, con la subida al prao de La Fabiana, que aún gusta mucho a los mayores". "El Ayuntamiento nos va a ayudar con mesas, sillas y la iluminación. Y también colaborará 'La Bandina', que siempre está ahí", indica. A los organizadores les anima "el interés de la gente, que pregunta por la fiesta, qué pueden hacer. No lo podemos perder", clama Fernández.

"Para la gente de Luanco, esta fiesta tiene un arraigo cultural muy importante", señala Fernández. "Se celebra desde 1885, cuando se culminó el traslado de la antigua iglesia. Y aunque no esté junto al mar, tiene un fuerte arraigo marinero. La procesión venía desde abajo y eran los marineros los que portaban las imágenes". Además de las fiestas religiosas, Cuco Fernández recuerda que "se celebraban mercados de ganado muy potentes en el campo de Santa Ana. Incluso la fiesta tenía su propia danza prima, que los mayores aún cantan", señala.

Las fiestas de Santiago y Santa Ana "eran más que una barraca, que había para sacar dinero". "Había unas obligaciones implícitas culturales en el cargo de mayordomo, que podía ser una persona o un grupo, principalmente los vecinos de los barrios colindantes a la iglesia, como Altamira, de donde soy yo, o los de Santa Ana", indican los vecinos afectados.

Compartir el artículo

stats