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DAMIÁN BENIGNO JIMÉNEZ | DUEÑO DE UN BOX DE CROSSFIT, CORVERANO EJEMPLAR

Deporte extremo para echar una mano

Impulsor de una práctica basada en duros entrenamientos, ha puesto en marcha numerosas campañas solidarias

Damián Benigno Jiménez, Beni, en su box de crossfit. RICARDO SOLÍS

Damián Benigno Jiménez, "Beni", ha hecho de su pasión por el deporte una forma de vida y una herramienta solidaria. A través de su box de crossfit, "Brown Bears", no solo se gana el pan, sino que aprovecha todo lo que puede para lanzar iniciativas solidarias. "Hago lo que me gusta, me gano la vida y además puedo ayudar, ¿qué más quiero? Al margen de los eventos solidarios, creo que el deporte en general y el crossfit en particular ayuda a las personas que día a día entrenan y se superan, no solo físicamente, sino también en lo personal. La vida está llena de obstáculos, como las carreras que hacemos...", sostiene Beni, que agradece haber sido galardonado con el premio de "Corverano ejemplar" que otorga el Ayuntamiento.

Llegó a Corvera a los ocho años desde Avilés y ya no se siente de otro sitio. "Aquí he crecido, tengo familia y amigos, los trabajos que he tenido y mi forma de vida. No me veo en otro sitio", sostiene. Desde 2005, regenta un box de crossfit en el polígono de La Consolación y cada poco lanza alguna campaña solidaria. "Me hace muy feliz, gracias a que el centro y las competiciones funciona bien, puedo ayudar a gente que lo necesita. Es una suerte", sostiene.

Pero lo que ha conseguido, sobre todo, es hacer una familia en torno al crossfit, un ejercicio basado en el entrenamiento militar, y las carreras de obstáculos. "Cuando trabajaba en gimnasios convencionales más grandes que el nuestro y hacíamos algo solidario, notaba que iba mucha menos gente. Aquí se implica todo el mundo y creo que es algo que inculcamos desde el principio. "En una carrera de obstáculos es normal frenarte un poco a ayudar a alguien a saltar un muro, es superación personal pero también ayudar al prójimo", defiende Beni.

Ha sido una suerte que se dedicara al crossfit. "No sé muy bien por qué empecé. Es pura coincidencia, buscada una forma diferente de hacer mi trabajo. Cuando llevaba cuatro o cinco años en gimnasios convencionales, veía a gente que se desmotivaba porque no notaba avances. Me daba pena ver cómo había personas que se ponían cascos y se aislaban cuando podían aprovechar el momento... Fueron muchas cosas", sostiene. Así, empezó a cambiar algo las rutinas de entrenamiento, haciendo, por ejemplo, a la gente salir a dar una vuelta al parque o bajar y subir las escaleras del gimnasio. "Por precaución, no me dejaban, así que empecé a hacer un grupo con los que querían. Bajábamos 30 o 40 al parque Ferrera para poder entrenar", explica. Buscó en internet y conoció el crossfit, algo parecido a lo que estaba haciendo ya y fue a Barcelona a formarse. "Luego se hizo el equipamiento que hay en Corvera y como éramos tantos decidí completar con el box", añade.

Y si hay algo que le hace sentirse orgulloso es la Storm Race, la carrera de obstáculos que cada año desde hace tres reúne en el concejo a un millar de atletas. "Es un orgullo muy grande, más allá del número de corredores es sentir que algo que haces puede mover a tantas personas a las que les gusta lo mismo que a ti. Ojalá que un día podamos juntar a 6.000 o 7.000 personas como en una carrera en la que estuve en Escocia", afirma. Y de paso ayudar mucho, porque cada edición ha estado dedicada a algo solidario: la primera a la niña Xana García, que sufre una enfermedad rara; la segunda al colegio de educación especial Latores, y la de este año a la asociación "Déjame tus piernas".

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