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La comunidad del Santo Ángel abandona Avilés

Las tres últimas monjas de la orden, con presencia en la ciudad desde 1881, serán trasladadas "por falta de vocaciones"

Pilar Zamora e Isabel de Prado, en la iglesia de La Magdalena, ante un cuadro en el que aparece Luis Antonio Ormieres, fundador de la comunidad religiosa del Santo Ángel. MARA VILLAMUZA

La comunidad religiosa del Santo Ángel de la Guarda abandonará Avilés el próximo mes de septiembre. Las tres últimas monjas de la congregación, en la ciudad desde que en 1881 la visitara el padre Luis Antonio Ormieres, fundador de la orden, se trasladarán a otras localidades "ante la reducción de vocaciones", señala la hermana Pilar Zamora, que junto a Isabel de Prado y Elvira López ocupan una vivienda con la que colaboran activamente. Además, participan en diferentes programas de Cáritas y Cruz Roja.

Sus vidas están muy arraigadas al barrio donde hace 51 años, cuando el párroco de entonces, con la ayuda de las religiosas del Santo Ángel, pusieran en marcha una escuela en un barracón. "Cuando llegué a La Magdalena en 1970 el barrio estaba lleno de niños y matrimonios jóvenes; ahora apenas hay población juvenil, la mayoría es gente mayor, jubilada", comenta la religiosa, natural de Palencia y que dentro de poco más de un mes emprenderá rumbo a Huelva para "atender labores de biblioteca o portería" en el colegio Santo Ángel de la ciudad andaluza.

En Avilés, la congregación gestionó un colegio en el palacio de Maqua de la calle de La Cámara en el que se formaron cientos de avilesino y que a principios de los años setenta se trasladó al Nodo con la construcción de un edificio moderno, acorde a las necesidades educativas de entonces. Permanecieron al frente del mismo hasta comienzos de los ochenta, cuando pasó a manos de los Salesianos.

Tras más de 20 años en Avilés repartidos en dos etapas, Pilar Zamora se va con tristeza. "Nos da mucha pena tener que irnos, pero vamos a reforzar otras comunidades; formamos parte de una familia, la del Santo Ángel de la Guarda, que tiene sus necesidades y nos reclama allá donde sea necesario", indica la religiosa.

Ella viajará a Huelva -"trabajar con jóvenes da mucha alegría, ellos son la esperanza"- mientras que Isabel de Prado y Elvira López permanecerán en Asturias. La primera se trasladará a Lugones y la segunda al barrio de la Tenderina de Oviedo; ambas estarán vinculadas con sendas parroquias al igual que en Avilés, donde las monjas han sembrado cariño y dejarán huella ya que visitan enfermos y vecinos que viven solos o dan clases a emigrantes.

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