El pasado sábado fue un día triste para los propietarios de Panadería Avilesina, una empresa de corte familiar fundada en Bustiello hace más de seis décadas y que alcanzó una gran expansión en los últimos años; fue triste porque tuvieron que comunicar a la clientela y a una treintena de empleados el fin de actividad. Punto final a tres generaciones de panaderos que hicieron grandes sacrificios para mantener los estándares de atención y calidad, según destacaron ayer algunos de los clientes, todavía sorprendidos por el precipitado final de la empresa.

Según las explicaciones que dio el gerente a personas de su entorno -ayer rechazó contar su versión a este diario-, a Panadería Avilesina la ha hundido la expansión proyectada y llevada a cabo hace dos años y que implicó una inversión casi millonaria. Nuevas instalaciones ubicadas en Carreño, justificadas en su momento con cálculos finalmente fallidos de multiplicar la clientela, acabaron siendo la tumba económica de la empresa; las deudas se la han llevado por delante, las primeras con los empleados, que en los últimos meses empezaron a temerse lo peor al dejar de cobrar con puntualidad. La falta de liquidez hace inevitable el concurso de acreedores y la liquidación.