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Los empleados de Panadería Avilesina temen por sus salarios tras el cierre

El empresario comunicó a los trabajadores el fin de la actividad por Whatsapp cuando los proveedores cortaron el suministro de mercancías

Uno de los establecimientos ahora cerrados de Panadería Avilesina. En el recuadro, los mensajes de Whatsapp enviados por el dueño de la empresa a los trabajadores comunicando el cese de actividad. MARA VILLAMUZA

Panadería Avilesina ha cerrados sus puertas y con ello se ha llevado por delante una treintena de puestos de trabajo. La firma está en concurso de acreedores previa a la liquidación definitiva y, entre tanto, los trabajadores han comenzado a defender sus derechos laborales con denuncias en el juzgado. Algunos empleados llevaban tiempo sin cobrar el salario y temían desde hace semanas lo que definitivamente ocurrió, que se han quedado sin empleo.

"Había descontrol en las tiendas: cuando el pan debería llegar a las 8.30 horas, no lo hacía y cada vez iba a peor. Los clientes se quejaban con razón", señala una de las empleadas, que relata además que el empresario les comunicó a través de la aplicación de mensajería Whatsapp que los proveedores habían cortado el suministro de materias primas y que se veía en la obligación de cerrar las tiendas, repartidas por varios barrios de Avilés y también en el centro.

"Nos vemos en la obligación de cerrar todas las tiendas porque no podemos fabricar producto para suministrar a nuestras tiendas", escribió el responsable de la firma en uno de los mensajes enviados a los trabajadores. "Esta semana os llegará por mediación de nuestro asesoría (sic) la comunicación de vuestro finiquito", reza en otro mensaje. "Lamentando la situación, gracias por vuestra entrega", reza otro de los Whatsapp recibido por los empleados el pasado domingo.

Otras voces señalan que el principio del fin de esta empresa con más de medio siglo de historia comenzó con la apertura en el polígono industrial de Tabaza, en Carreño, de un obrador nuevo con una inversión asociada de 750.000 euros. "Dejé de trabajar con Panadería Avilesina porque el pan era de peor calidad, estaba precocinado. En año y poco, acabaron con todo lo que había empezado el abuelo y mejorado luego el padre", comentó una quiosquera avilesina que vende pan en su local. Este periódico intentó sin éxito ponerse en contacto ayer con el propietario de la firma.

Esa firma nacida en Bustiello hace más de sesenta años había pasado de generación en generación y en los últimos años vivió una ampliación fruto de la que llegó incluso a contar con una tienda en Carreño y un despacho de pan en Gijón. Hay empleados que claman por un finiquito por las labores prestadas y más aún teniendo contrato hasta septiembre y con dificultades para poder hacer frente a los pagos habituales: alquiler, luz, agua y alimentación. "Hace tiempo (el gerente) nos llegó a decir que las tiendas no iban a cerrar, que como mucho cambiarían de nombre; nos mintió", dice ahora una exempleada de Panadería Avilesina. "No sé porque no nos paga, no me creo que no tenga dinero -en referencia al empresario-", señalan otras voces que esperaban negociar cara a cara pero el gerente apenas, critican, les respondía los mensajes de Whastapp. Algunos empleados decidieron entonces llevar el caso a los tribunales con el fin de conseguir el dinero que les correspondía por haber trabajado en los despachos de pan de la firma avilesina.

En caso de que la empresa no pueda hacer frente a los pagos y dada su situación, en concurso de acreedores, los trabajadores ya piensan en tener que recurrir al Fogasa, que es el fondo de garantía salarial adscrito al Ministerio de Trabajo, para cobrar las nóminas pendientes.

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