"No estáis solos". Este es el mensaje ya viral que circula por las redes sociales y que está dirigido a Miguel Álvarez y Elena Pérez, los padres del pequeño Izan. El niño, natural de Pravia, murió hace un año cuando participaba en un campamento en la granja-escuela de La Bouza, en Riberas. El trágico accidente es objeto de investigación desde hace meses y recientemente el Juzgado de Pravia acordó ampliar la instrucción hasta 18 meses con el fin de recabar más pruebas que aclaren qué ocurrió aquel fatídico día. El mensaje, que se comparte sin descanso, fue escrito el 25 de julio, primer aniversario del menor, por una allegada a la familia del pequeño Izan Álvarez: "Hoy hace un año de un terrible crimen, el fallecimiento de un inocente en manos de personas sin escrúpulos ni conciencia alguna".

Continúa el mensaje: "Es terriblemente injusto lo que sucedió e igualmente injusto lo que se ha venido descubriendo: no tienen perdón ni los autores que guardan silencio ni los encubridores que esconden la cabeza. Quién iba a pensar que tan emblemática escuela era en realidad una casa de horrores que no tenía licencia ni seguro de responsabilidad ni socorristas y que los niños estaban absolutamente desatendidos".

En el mensaje compartido ya decenas de veces, la autora precisa: "La justicia es justa, ojalá tengan un juez que sepa aplicarla". Y piden que se comparta el mensaje: "Seamos la voz de Izan y de esos padres a los que se les destrozó la vida. No estáis solos". La autora concluye: "Nunca olvidaré tu dulce sonrisa y esos ojos infinitos que ahora veo en tu hermana? Izan, que los ángeles te cuiden".

La piscina de la granja-escuela de La Bouza donde hace un año se ahogó el niño praviano Izan Álvarez Pérez carecía de socorrista, a pesar de que la normativa impone este servicio para una instalación de sus características, y tampoco tenía licencia municipal de apertura. Así lo recogen sendos informes remitidos al Juzgado de instrucción de Pravia por la Guardia Civil y por el Ayuntamiento de Soto del Barco, que hizo públicos este periódico.

Además, el propio centro ha reconocido que no contaba con un seguro de responsabilidad civil cuando ocurrió el trágico fallecimiento. Los padres del menor advirtieron expresamente y por escrito, al realizar la matrícula, de que su hijo padecía "mucho miedo al agua"; un documento que también está en posesión de la jueza.