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El mensajero de la esperanza

Carlos Ferrándiz, de paso por Salinas, lo dejó todo atrás para fundar una ONG que financia proyectos educativos y sanitarios en Indonesia

Carlos Ferrándiz, en el paseo de la playa de Salinas. MARA VILLAMUZA

Carlos Ferrándiz era abogado en Barcelona. Trabajaba en un buen despacho de abogados en la Ciudad Condal y un día decidió pasar sus vacaciones en Indonesia. Esa decisión hizo que su vida diese un giro de 180 grados. Cuando en 2005 Ferrándiz visitó Bali se encontró con un ambiente que no era el que esperaba. "La isla de Bali no me gusta, está muy occidentalizada; turistas, restaurantes, hoteles. Enseguida vi que aquello no era lo que estaba buscando. Hice un amigo indonesio y me dijo que si quería encontrar la auténtica Indonesia me fuese a la isla de Sumbawa, a una hora de avión de Bali", explica Ferrándiz. Cuando llegó a Sumbawa la diferencia de esa isla con Bali le abrumó. "Pasas de ver en Bali hoteles, cajeros automáticos y coches a ver cabañas de madera, carros tirados por caballos y niños sin ropa", comenta.

A los oriundos de Sumbawa les extrañó ver al turista español por allí -pensaban que se había perdido-, pero no tardaron en admitirlo como a uno más. El único sitio donde pudo alojarse fue en los pequeños albergues para surfistas de la playa Lakey Peak, y fue en esa playa en la que comenzó su cambio de vida "Paseaba por allí una tarde cuando se me acerca un niño e intenta hablar conmigo. No sabía nada de inglés y a mí me sorprendió, porque pensé que necesitaría poder hablar ese idioma para trabajar en los hoteles o irse a Bali a buscar fortuna, porque las oportunidades de futuro en Sumbawa son nulas. Le dije al niño que al día siguiente nos veríamos detrás de un restaurante, que se lo dijese a sus amigos. Pensaba darles clases tratando de apañarme con un diccionario inglés-indonesio que tenía. Me agencié una pizarra rota y cuando llegué al lugar acordado veo que el niño me había traído a todo el poblado: abuelos, abuelas, padres, primos... En ese momento entendí el ansia que tiene esa gente por mejorar sus condiciones de vida" cuenta Ferrándiz.

Durante las tres semanas que duró su estancia en la isla el abogado acudió fiel a la cita con sus "alumnos"; la motivación de Carlos Ferrándiz es clara: "Si a un chaval en España le dices 'ven mañana que te voy a enseñar inglés' no va nadie, pero en ese momento entendí que a aquellos indonesios nunca nadie les había ayudado y pensé que me necesitaban".

Cuando terminó sus vacaciones, Ferrándiz hubo de volver a Barcelona, a ponerse traje y corbatas, a su trabajo en el despacho, pero no podía olvidar a aquellas personas siendo consciente de la ayuda que podía prestarles. Se puede decir que en ese momento Carlos Ferrándiz era en Indonesia sinónimo de "harapan", que significa "esperanza" en indonesio. Ese fue precisamente el nombre elegido para su proyecto solidario: "Harapan Project" .

Fue en 2010 cuando Ferrándiz lo dejó todo para irse a vivir a Sumbawa. "Allí ayudo a todo el distrito de Hu'u, que está compuesto por seis poblados en los que hay 2.400 niños. Por las mañanas ayudo a los niños enfermos; en la mayoría de los casos me los tengo que llevar a la isla de Bali a hospitales internacionales porque el que existe en Sumbawa tiene unas condiciones inhumanas. Como los hospitales internacionales son carísimos, he financiado más de 300 operaciones en estos años. Por las tardes doy clases; tengo un acuerdo con el gobierno local y me dejan utilizar las instalaciones de las tres escuelas del distrito. Cada día voy a una a dar clase de 14.00 a 18.00 horas, que es cuando se pone el sol", cuenta.

Carlos también lleva a cabo proyectos de potabilización del agua -hay riesgo de malaria-, de entrega de ropa y otros muchos que le han llevado a convertirse en el primer no indonesio en llevarse el premio "Héroe" el pasado mes de abril. Además de todo eso, y gracias a un gran esfuerzo, uno de los mayores sueños de Carlos Ferrándiz está a punto de convertirse en realidad. "Siempre he querido construir mi propio centro socio-educativo y crear un programa alimenticio. Allí me encontré muchas enfermedades graves debidas a carencias en alimentación -las familias viven con 20 dólares al mes- y con estos programas busco combatir la malnutrición. Ahora, un mando de la policía indonesia me ha donado un terreno y ya estamos poniendo puertas y ventanas. Me gustaría instalar huertos, montar una granja y un horno de piedra y así enseñarles a cultivar sus propios alimentos", explica el director de Harapan Project. En Sumbawa, Ferrándiz está solo, todo el trabajo lo hace por sí mismo. Con este centro también busca poder contratar médicos y profesores o recibir voluntarios ofreciéndoles alojamiento y comida, por lo que este centro será de gran ayuda para su proyecto.

Carlos Ferrándiz estará hasta el domingo en el stand de Harapan Project que ha montado en salinas, recaudando fondos para la asociación. Toda la información se encuentra en su web, www.proyectoharapan.org, y en redes sociales.

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